- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
La Influencia del Pop
BERNARDO SALCEDO Atmósfera en el atlántico. 1984. Acero templado, vidrio y madera. 30 x 19 x 45 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
BERNARDO SALCEDO Objeto para elevar la mirada. 1981-82. Ensamblaje. 125 x 15 x 23 cm. Propiedad del artista.
ALVARO BARRIOS Tarjeta-estuche en Memoria de Brian Jones. 1970. Lapíz y tinta sobre papel, terciopelo y algodón. 70 x 141 x 11 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
ALVARO BARRIOS Instalación de un Monumento Público en Venecia. 1983. Acuarela sobre papel. 70 x 100 cm. Propiedad del artista.
HERNANDO DEL VILLAR María Antonieta Pons. Destino Recto Final Hacia el Olvido. 1966. Acrílico sobre tela. 60 x 80 cm. Colección particular, Bogotá.
HERNANDO DEL VILLAR Barco Grande, Ande o no Ande. 1985. Acrílico sobre tela. 170 x 220 cm. Propiedad del artista.
JORGE MADRIÑAN De la serie de Bilivia. 1970. Crayola sobre papel. 50 x 35 cm. Colección particular, Cali.
ANA MERCEDES HOYOS Pintura. 1974. Oleo sobre tela. 120 x 120. Colección particular, Bogotá.
JAVIER RESTREPO Fin de Escena. 1977. Acrílico sobre tela. 100 x 100 cm. Colección particular, Bogotá.
HENANDO TEJADA Paula la Mujer jaula. 1976. Madera de Balso y Mimbre. 128 x 122 cm.
Texto de Eduardo Serrano.
Aparte de los artistas figurativos antes mencionados, también surgen durante los años sesenta trabajos claramente afectados por la aparición del arte Pop en Inglaterra y Estados Unidos1, cuya temática originada en los medios de comunicación, los productos industriales y las estrellas de cine, y más tarde su predilección por técnicas comerciales como la serigrafía, son reconocibles en el país desde la primera mitad de esa década hasta bien entrada la década siguiente. El Pop se considera internacionalmente como el arte "típico" de los años sesenta, en oposición al Abstraccionismo que se identifica con las décadas anteriores; y aún cuando su influencia fue extensa y fecunda, el Pop toma un carácter peculiar en el pais (exteriorizado en el sentido de comentario que tienen muchas de las obras), y buen número de los artistas que manifiestan atracción por este movimiento habrían de hacer la transición hacia tendencias estrechamente vinculadas con su filosofía como el Hiperrealismo y el Conceptualismo.
Las primeras obras claramente Pop en concepto e iconografía que se presentan en Colombia fueron expuestas en el Salón Intercol de Arte Joven del Museo de Arte Moderno en 1964, contándose entre sus realizadores Bernardo Salcedo, quien mostraba su obra por primera vez, un "collage" en el que utilizaba imágenes publicitarias; Julia Acuña, quien también acudió al "collage", pero sobre óleo, Gastón Betelli (Modena, Italia, 1937) quien pintaba relieves sugerentes de frutas en colores planos, y Jorge Madriñán (Cali 1942) artista que presentó un novedoso ensamblaje titulado Carmen La Violenta en el que mezclaba objetos como láminas populares, espejos y zapatos, en clara referencia a las inclinaciones decorativas del servicio doméstico. Su producción cambiaría luego hacia pinturas y crayolas de paisajes latinoamericanos envueltos en una atmósfera extraña y de inequívoca intención surrealista lo mismo que sus figuras donde las modas de los años cuarenta coinciden con el gusto "deco" de las composiciones2.
Luego de realizar algunos ensamblajes que la prensa consideró “sádicos”3, Bernardo Salcedo (Bogotá, 1939) comenzó a producir sus primeras Cajas (1966) a las que adhería elementos industriales -como bocinas telefónicas- y pintaba en tonos fuertes y parejos, con frecuencia rojos o amarillos. Poco después las Cajas se volvieron blancas, color que habría de permanecer en adelante complementado admirablemente el misterio de estos objetos en los que, caras, brazos y piernas de muñecas, partes de maquinarias, huevos de madera y objetos domésticos, se mezclan en afirmaciones de penetrante humor y de lírica arbitrariedad que recuerdan el movimiento Dada4.
Salcedo fue también junto con Antonio Caro, el iniciador del Conceptualismo en el país presentando en la Segunda Bienal de Coltejer su obra Hectárea de Heno (1970) en la cual empacó yerba seca en 100 bolsas de polietileno numeradas y amontonadas indiscriminadamente, obra que causó gran impacto por el empleo de medios poco tradicionales de expresión artística y por su carácter anti-comercial; al igual que su agudo e irreverente trabajo sobre el Escudo Nacional, presentado en la Segunda Bienal de Artes Gráficas de Cali (1973), en el que se van tachando y desapareciendo las distintas secciones del emblema, ante inscripciones como "no hay cóndores" o "no hay canal". En esta misma vena Salcedo ha producido Cajas en las que un vidrio esmerilado permite entrever su contenido de tierra, piedra o fríjoles, y también sus ingeniosas Frases de Cajón (iniciadas en 1975), lugares comunes del lenguaje como "Baja el Dólar" o "Sube el Café" inscritos en pequeños paralelepípedos de madera burda, que subrayan su incongruencia.
Más recientemente, Salcedo ha trabajado en piezas conformadas por dos o más objetos sin conexiones entre sí pero que una vez ensamblados adquieren una imprevista unidad convirtiéndose en afirmaciones de poética coherencia. Mientras que sus últimos trabajos versan sobre el agua, acumulando hojas de serruchos, como olas; organizando rectángulos de vidrio, como lluvia; e incluyendo en ocasiones la figura humana cuya aparición se presta para múltiples interpretaciones (de soledad y angustia por ejemplo) que incrementan su poesía y sus sugerencias. Su trabajo -inesperada suma de actitudes, iconoclasta, vanguardista y lírica- ha sido uno de los más radicales, agudos y provocadores de las últimas décadas en el país.
Beatríz González (Bucaramanga, 1939) es así mismo una artista que muestra temprana inclinación en su temática y color por el movimiento Pop, pero no sin antes haber trabajado y presentado pinturas inspiradas en La Encajera de Vermeer que fueron exaltadas por la critica "como ejercicio de estilo, como afinamiento de los medios expresivos, como afirmación de una voluntad clara de pintar”5. Las estampas populares y las imágenes extraídas de la prensa son los temas predilectos de su siguiente período, destacándose entre sus cuadros de esa época, Los Suicidas del Sisga (1965) que representa a una pareja campesina con un ramo de rosas en la mano, fotografiándose antes de poner fin a sus vidas (hecho acaecido realmente), y también sus pinturas de Bolívar y de Santander (1967) las cuales suscitaron absurdas discusiones sobre la validez de la reinterpretación6.
Al iniciarse la década de los años setenta la artista presenta sus primeros esmaltes sobre metal también basados en estampas populares o motivos publicitarios, los cuales inserta más tarde en muebles que complementan perspicazmente su sentido (el Señor Caído de Monserrate en una cama, el Bebé Johnson en un coche infantil), ampliando su temática con la reinterpretación de grandes obras del arte universal (como la Mona Lisa que "enmarca" en un ropero) al tiempo que enfatiza la planimetría de su pintura mediante la aplicación pareja de colores fuertes en grandes áreas demarcadas por un dibujo irregular. Ultimamente Beatríz González ha ejecutado inmensos telones -entre ellos uno sobre Le Moulin de la Galette de Renoir para vender por centímetros- ha realizado trabajos de crítica política en cortinas y otros implementos domésticos, y ha utilizado objetos prefabricados cuyo contexto altera con pintura, conformando una obra mordaz e innovativa, claramente encaminada a expresar particularidades de la vida y la cultura del país.
Otro artista que se orienta igualmente hacia la temática y conceptos del arte Pop es Alvaro Barrios (Cartagena, 1945) cuyos "collages" de 1966 involucran recortes de personajes conocidos y de tiras cómicas en un dibujo "neofigurativo”7, generalmente en tonos sepias. Dos años más tarde el artista adhiere elementos como escarcha y flores de terciopelo a sus interpretaciones -ya en tinta negra y roja- de figuras de cuerpo distorsionado y rostro de estrellas cinematográficas, comenzando a organizarlas en 1969 en cajas o vitrinas de progresiva tridimensionalidad, y acompañándolas por nubes de algodón, figuras de plástico y otros aditamentos que colaboran en la conformación de escenas fantásticas o nostálgicas, de apariencia y entonación onirica, surrealista.
Barrios también fue uno de los introductores del Conceptualismo en Colombia8, publicando en la prensa, por ejemplo, una serie de Grabados Populares (iniciada en 1972) cuyos ejemplares firma y numera a quien se lo solicite; e internándose posteriormente en una exhaustiva investigación sobre el artista francés Marcel Duchamp (inventor del "ready-made" y gestor de posiciones radicales que han ejercido una amplia influencia internacional). Su extensa producción a este respecto incluye sensibles acuarelas que describen el arribo de las obras de Duchamp a Venecia en un triunfal y fantástico desfile de góndolas, así como trabajos definitivamente literarios en los que narra sueños con dichas obras9, llegando incluso a rasurarse en la cabeza la tonsura en forma de estrella que también utilizó el artista francés. Sus últimos dibujos, basados como de costumbre en la historia del arte, reiteran el refinamiento y la desbordante imaginación patente en toda su obra.
Hernando del Villar (Santa Marta, 1944) también es un artista que se inicia bajo el influjo del arte Pop como lo demuestran sus primeros cuadros sobre personajes “ye-ye”10 y con títulos, como Moría Antonieta Pons, Destino Recta Final Hacia el Olvido (1966) los cuales trabaja con gran preponderancia circular y con los colores planos y brillantes que habrían de convertirse en característica de su obra. Su pintura, sin embargo, va haciéndose cada vez más esquemática hasta llegar por un corto período a la abstracción geométrica; para comenzar su regreso al arte de representación con la interpretación de la topografía y la naturaleza de la costa Atlántica en acrílicos de emocionada luz caribe.
Del Villar define sus paisajes con una linea blanca (del lienzo a la vista) que fue primero recta pero que ahora sigue los contornos de la naturaleza y de las cosas, mientras compone formas elongadas, de distintas dimensiones, que llenan los espacios "abarrocando" su apariencia, otorgándoles un ritmo e incrementando notablemente su fuerza expresiva. Los sujetos han ido concretándose, pero el color sigue siendo plano y aún más intenso que en sus períodos anteriores, proyectando la calidez y el espíritu festivo peculiares a su región de origen. La figura humana ha empezado a aparecer nuevamente en sus pinturas como detalle importante de sus vibrantes y enérgicas composiciones.
En la segunda parte de la década, por otra parte, comienzan a verse en el país las obras de Santiago Cárdenas (Popayán, 1937) que también se relacionan estrechamente con el Pop en cuanto a su temática, primero de figuras femeninas en contextos contemporáneos (por ejemplo, en un automóvil), y luego de objetos comunes, sin ningún simbolismo, como paraguas, tazas, espejos, enchufes y prendas de vestir. En algunas ocasiones el artista daba a los soportes la forma de los sujetos representados, incrementando notablemente su realismo.
En los años setenta su pintura va haciéndose todavía más precisa y más realista a medida que el artista va clarificando su predilección por las superficies sobre la perspectiva, e interpretando elementos de profundidad escasa como persianas, pizarrones, telas, marcos y cajas de cartón dobladas, cuyas formas rectangulares o cuadradas coinciden perfectamente con el bastidor, hecho que colabora definitivamente en su impactante ilusionismo. Cárdenas no se apoya en la fotografía como la mayoría de los practicantes del Nuevo Realismo, ni se detiene en la reproducción milimétrica de los objetos demostrando una penetrante percepción de su apariencia, de sus propiedades físicas y de su comportamiento ante la luz - la cual incluye a veces filtrándose a través de una ventana imaginaria supuestamente ubicada detrás del espectador subrayando así la inserción de sus representaciones en los espacios de la realidad.
A finales de los años sesenta Ana Mercedes Hoyos (Bogotá 1942) comienza también a mostrar pinturas de clara orientación Pop sobre una temática decididamente urbana que incluye avisos comerciales, chimeneas, buses y autopistas, ejecutadas con colores planos y fuertes extraídos del mundo publicitario. Su pintura, sin embargo, iría silenciándose cromáticamente al adentrarse en la representación de puertas y ventanas de convincente realismo, a través de las cuales se alcanzan a entrever otros espacios y trozos de paisaje, pero que se irían cerrando hasta constituír planteamientos básicamente geométricos.
El carácter atmosférico patente en todas las etapas de su producción se acentúa en sus obras posteriores en las cuales el cielo empieza a aparecer por encima de los muros hasta copar todo el lienzo con un azul intenso, y con el blanco resplandeciente de las nubes que sólo mirado fijamente permite la percepción de sutiles matices. En los últimos tiempos la artista ha vuelto a una pintura con claro ánimo de representación en la que- reinterpreta bodegones seleccionados de la historia del arte (de autores y períodos tan distintos como Caravaggio, Jawlensky y Lichtenstein) en trabajos cuyas inmensas dimensiones, exaltado cromatismo y conscientes variaciones son las más claras señales de su intención creativa.
Otros artistas cuyas obras de finales de la década de los años sesenta revelan su adhesión a los principios del arte Pop son: Sonia Gutiérrez (Cúcuta, 1949) autora de varios cuadros que reflejan la moda de la época; Mónica Meira (1949, nacida en Londres) quien interpretaba entonces grandes lápices pero que más recientemente trabaja sobre la figura humana en situaciones humorísticas; Javier Restrepo (Medellín, 1943) quien realiza pinturas de interiores con marcado acento escenográfico por donde deambulan estrellas de cine; Dora Ramírez (Medellín, 1923) con trabajos sobre “mitos” contemporáneos como Carlos Gardel y los Beatles; y Clemencia Lucena (Manizales, 1945-1983) cuyas primeras obras versan sobre reinas de belleza, novias y matronas extraídas de las páginas sociales de la prensa, orientándose más tarde hacia la representación de obreros y campesinos en actitudes de solidaridad y de protesta, ejecutados bajo el influjo colorído e idealista de los afiches chinos.
Puede afirmarse en consecuencia que el arte Pop floreció en el país con especial vitalidad y que impulsó una serie de aperturas para la pintura figurativa, muchas de las cuales sólo habrían de definirse en los años setenta. Marta Traba explicaba en 1966 la amplia acogida que tuvo dicho movimiento y el carácter crítico que asume en nuestro medio, con las siguientes palabras:
"Alguna vez dije que el "pop art" podía perfectamente ser cultivado en Colombia porque aquí domina una naturaleza, una condición perfectamente "pop" entendiendo por "pop" la permanente infracción a las leyes de la lógica y el buen sentido. Los reinados de belleza, los brindis a España, los policías persiguiendo a los ye-ye y los ye-ye persiguiendo a los policías, los guardianes llevando a tomar trago a los presidiarios, todo pertenece al más saludable "pop". Esta facultad, que no es privativa en Colombia, sino de todo el continente latinoamericano, este surrealismo implícito en nuestras situaciones, hace que el absurdo florezca entre nosotros con tal naturalidad, no como un producto literario que acusa una decadencia, a la manera de los europeos, sino como el chiste cruel, el sarcasmo que pone el dedo en la llaga o denuncio (por supuesto sin pretender denunciar), todo suerte de ridiculeces endémicas"11.
En conclusión, en los años sesenta continúa el mismo espíritu de aceptación a las vanguardias internacionales que tuvo lugar en la década anterior, apareciendo además cierto ánimo experimental en el trabajo artístico, promovido en primer término por los salones de arte joven realizados por el Museo de Arte Moderno (que, como ya se dijo, empezó a funcionar en 1962) así como por varios proyectos colectivos llevados a cabo en la entidad entre los que se destacan El Pesebre de los Genios (1966) un motivo navideño en el que los artistas jóvenes contribuyeron cada quien con una pieza, y la exposición Espacios Ambientales (1969), muestra conjunta de pintores y escultores trabajando en arreglos tridimensionales, la cual puede citarse como precursora del arteefímero y anti-comercial que surgiría posteriormente.
Aunque sólo hasta la década siguiente la fotografía vuelve a figurar hombro a hombro con la pintura y la escultura en las exposiciones de arte, por esta época empieza nuevamente a adquirir dimensión creativa gracias en gran parte al trabajo de Hernán Díaz (Ibagué, 1932), autor de finos retratos pero ante todo de perceptivas y dicientes imágenes sobre variados aspectos del país y de la vida cotidiana; y también de la obra de Germán Téllez (Bogotá, 1933), un agudo registro de la arquitectura colombiana; de Nereo López (Cartagena, 1920), sensible testimonio de aspectos y costumbres regionales; y de Abdú Eljaiek (Calamar, Bol., 1933), quien se ha aproximado de manera singular a los más diversos temas.
Los primeros premios de los Salones Nacionales fueron adjudicados durante el lapso a artistas de tanta significación como Ignacio Gómez Jaramillo, Alejandro Obregón, Manuel Hernández, Carlos Granada, Pedro Alcántara, Augusto Rendón, Augusto Rivera, Edgar Negret, Leonel Góngora, Eduardo Ramírez Villamizar, Norman Mejia, Carlos Rojas y Feliza Bursztyn, pero el Salón siguió siendo motivo de álgidas polémicas, algunas de ellas de carácter político, originadas por la financiación del evento por parte de la empresa privada12. En 1967, además, a raíz de unas declaraciones en las cuales Marta Traba impugnaba la intervención del ejército en los predios universitarios, el DAS emitió una resolución expulsando del país a la fogosa crítica, medida que fue revocada por el gobierno después de una generalizada protesta de artistas, intelectuales y otros grupos de opinión.
A finales de los años sesenta comienzan también a celebrarse los Festivales de Arte de Cali y la Bienal de Coltejer, eventos que incrementarían aún más el ánimo internacionalista que empieza a desarrollarse en el país a mediados del siglo, así como el carácter experimental, iconoclasta, y altamente cuestionador de la definición del arte que habría de desarrollarse en la siguiente década.
Notas
- El Arte Pop surge a mediados de la década de 1950 y su desarrollo se extiende hasta los últimos años sesenta con los trabajos de Jasper Johns (1930), Robert Rauschenberg (1925), Andy Warhol (1931), Claes Oldenburg (1929) y Roy Lichtenstein (1923), entre otros. Su nombre -abreviación de Arte Popular hace referencia a las imágenes de productos comerciales que en corto tiempo se tornaron de dominio público graciasa su difusión en los distintos medios.
- Las obras de Carlos Rojas, ya mencionadas, de figuras con fajas adheridas, también fueron calificadas como Pop -aludiendo a la utilización de elementos producidos industrialmente- sin considerar su referencia más directa e importante a la geometría. Los tres artistas, Salcedo, Madriñán y Acuña, realizaron poco después una exposición en la pequeña Galería del Parque de la Independencia, cuyo título "Arte Pop" reiteraba el afianzamiento de esta tendencia plástica en Colombia.
- Hurtado, Amparo. "Obras Sádicas de un Artista Bogotano". El Vespertino. Bogotá, agosto 2 de 1966.
- Dada, tendencia originada en Zurich durante la Primera Guerra Mundial, que daba especial énfasis a lo ilógico y absurdo, acrecentando la importancia del azar en la creación artística. Sus seguidores llegaron al extremo de recurrir a la bufonería y al comportamiento provocativo con el fin de molestar a un público acostumbrado a los valores convencionales. El "ready-made" (ya hecho) y el "objet-trouvé" (objeto- encontrado) rompieron totalmente el concepto tradicional respecto a los materiales, y procedimientos permisibles en la creación artística, jugando desde entonces un papel preponderante en diversos movimientos postenores, como el Arte Pop y el Conceptualismo.
- Marta Traba, op cit pág. 65.
- Un comentarista de prensa acusó a la artista de plagiar el retrato del libertador realizado por Pedro José Figueroa, acusación que originó declaraciones de Beatriz González y Marta Traba que dilucidaron la validez del concepto del "arte sobre el arte", precisamente uno de los temas favoritos de los artistas Pop.
- Neofiguración, término que designa aquellos movimientos plásticos posteriores a 1960 que intentan recuperar algunos elementos figurativos dentro de una gran libertad de interpretación. En este caso se hace referencia a la tendencia surgida en América Latina a comienzos de la década de los sesenta, debido, en parte, a la notable influencia, ya mencionada, de Bacon.
- Además del "ambiente" creado para la exposición Espacios Ambientales (1969), en 1971 Barrios se hace presente en la Bienal de París con la obra Mar de las Antillas, un conjunto de 200 serigrafías de color azul plano que representan otros tantos lugares geográficos del Caribe, en cada una de las cuales aparece marcada la latitud y longitud correspondiente.
- Uno de ellos dice, por ejemplo: "Soné que el cuadro Ofrenda Ajada de Paul Klee daba una gran fiesta de disfraces para los otros cuadros abstractos. La pintura Arco Negro de Kandisky se disfrazó de Pequeña Soledad en el Centro de los Soles de Francis Picabia. Prismas Eléctricos de Sonia Delaunay se disfrazó de Casa Rojo entre los Arboles de Marcel Duchamp. Sin Título de Motherwell se disfrazó de Tengo algo de comerpara tí en la cocina, querido - No tengo hombre, mamá! Por favor, lo que yo quiero es irme a mi cuarto de Lichtenstein".
- Con este término se denominó el movimiento juvenil anterior al "hipismo" que tuvo gran auge en América Latina en la década del sesenta. Su nombre se derivó del estribillo "yeah- yeah" utilizado por los Beatles en sus canciones.
- Marta Traba. op. cit pág. 101.
- Los artistas consideraban que la ingerencia de una empresa particular en la realización del evento era inapropiada, y exigían el apoyo imparcial del gobierno para el Salón. En 1969, por otra parte, se presentó un nuevo incidente en el certamen: La actuación del jurado de admisión y calificación compuesto por Kynaston McShine?, Armando Morales y Santiago Cárdenas al rechazar del certamen el trabajo de artistas como Feliza Bursztyn, Ana Mercedes Hoyos y Beatriz González, provocó airadas reacciones. Así mismo el fallo de premiación que favoreció a Carlos Rojas y a Yolanda Pineda (Bogotá, 1941 quien trabajaba entonces en pinturas de máquinas de colores planos) llevó a Alvaro Barrios, ganador del tercer premio, a rechazar el galardón y a cubrir con telas negras sus cuadros - ante la imposibilidad de retirarlos- apoyado por Bernardo quien hizo otro tanto con sus "cajas".
#AmorPorColombia
La Influencia del Pop
BERNARDO SALCEDO Atmósfera en el atlántico. 1984. Acero templado, vidrio y madera. 30 x 19 x 45 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
BERNARDO SALCEDO Objeto para elevar la mirada. 1981-82. Ensamblaje. 125 x 15 x 23 cm. Propiedad del artista.
ALVARO BARRIOS Tarjeta-estuche en Memoria de Brian Jones. 1970. Lapíz y tinta sobre papel, terciopelo y algodón. 70 x 141 x 11 cm. Colección Museo de Arte Moderno de Bogotá.
ALVARO BARRIOS Instalación de un Monumento Público en Venecia. 1983. Acuarela sobre papel. 70 x 100 cm. Propiedad del artista.
HERNANDO DEL VILLAR María Antonieta Pons. Destino Recto Final Hacia el Olvido. 1966. Acrílico sobre tela. 60 x 80 cm. Colección particular, Bogotá.
HERNANDO DEL VILLAR Barco Grande, Ande o no Ande. 1985. Acrílico sobre tela. 170 x 220 cm. Propiedad del artista.
JORGE MADRIÑAN De la serie de Bilivia. 1970. Crayola sobre papel. 50 x 35 cm. Colección particular, Cali.
ANA MERCEDES HOYOS Pintura. 1974. Oleo sobre tela. 120 x 120. Colección particular, Bogotá.
JAVIER RESTREPO Fin de Escena. 1977. Acrílico sobre tela. 100 x 100 cm. Colección particular, Bogotá.
HENANDO TEJADA Paula la Mujer jaula. 1976. Madera de Balso y Mimbre. 128 x 122 cm.
Texto de Eduardo Serrano.
Aparte de los artistas figurativos antes mencionados, también surgen durante los años sesenta trabajos claramente afectados por la aparición del arte Pop en Inglaterra y Estados Unidos1, cuya temática originada en los medios de comunicación, los productos industriales y las estrellas de cine, y más tarde su predilección por técnicas comerciales como la serigrafía, son reconocibles en el país desde la primera mitad de esa década hasta bien entrada la década siguiente. El Pop se considera internacionalmente como el arte "típico" de los años sesenta, en oposición al Abstraccionismo que se identifica con las décadas anteriores; y aún cuando su influencia fue extensa y fecunda, el Pop toma un carácter peculiar en el pais (exteriorizado en el sentido de comentario que tienen muchas de las obras), y buen número de los artistas que manifiestan atracción por este movimiento habrían de hacer la transición hacia tendencias estrechamente vinculadas con su filosofía como el Hiperrealismo y el Conceptualismo.
Las primeras obras claramente Pop en concepto e iconografía que se presentan en Colombia fueron expuestas en el Salón Intercol de Arte Joven del Museo de Arte Moderno en 1964, contándose entre sus realizadores Bernardo Salcedo, quien mostraba su obra por primera vez, un "collage" en el que utilizaba imágenes publicitarias; Julia Acuña, quien también acudió al "collage", pero sobre óleo, Gastón Betelli (Modena, Italia, 1937) quien pintaba relieves sugerentes de frutas en colores planos, y Jorge Madriñán (Cali 1942) artista que presentó un novedoso ensamblaje titulado Carmen La Violenta en el que mezclaba objetos como láminas populares, espejos y zapatos, en clara referencia a las inclinaciones decorativas del servicio doméstico. Su producción cambiaría luego hacia pinturas y crayolas de paisajes latinoamericanos envueltos en una atmósfera extraña y de inequívoca intención surrealista lo mismo que sus figuras donde las modas de los años cuarenta coinciden con el gusto "deco" de las composiciones2.
Luego de realizar algunos ensamblajes que la prensa consideró “sádicos”3, Bernardo Salcedo (Bogotá, 1939) comenzó a producir sus primeras Cajas (1966) a las que adhería elementos industriales -como bocinas telefónicas- y pintaba en tonos fuertes y parejos, con frecuencia rojos o amarillos. Poco después las Cajas se volvieron blancas, color que habría de permanecer en adelante complementado admirablemente el misterio de estos objetos en los que, caras, brazos y piernas de muñecas, partes de maquinarias, huevos de madera y objetos domésticos, se mezclan en afirmaciones de penetrante humor y de lírica arbitrariedad que recuerdan el movimiento Dada4.
Salcedo fue también junto con Antonio Caro, el iniciador del Conceptualismo en el país presentando en la Segunda Bienal de Coltejer su obra Hectárea de Heno (1970) en la cual empacó yerba seca en 100 bolsas de polietileno numeradas y amontonadas indiscriminadamente, obra que causó gran impacto por el empleo de medios poco tradicionales de expresión artística y por su carácter anti-comercial; al igual que su agudo e irreverente trabajo sobre el Escudo Nacional, presentado en la Segunda Bienal de Artes Gráficas de Cali (1973), en el que se van tachando y desapareciendo las distintas secciones del emblema, ante inscripciones como "no hay cóndores" o "no hay canal". En esta misma vena Salcedo ha producido Cajas en las que un vidrio esmerilado permite entrever su contenido de tierra, piedra o fríjoles, y también sus ingeniosas Frases de Cajón (iniciadas en 1975), lugares comunes del lenguaje como "Baja el Dólar" o "Sube el Café" inscritos en pequeños paralelepípedos de madera burda, que subrayan su incongruencia.
Más recientemente, Salcedo ha trabajado en piezas conformadas por dos o más objetos sin conexiones entre sí pero que una vez ensamblados adquieren una imprevista unidad convirtiéndose en afirmaciones de poética coherencia. Mientras que sus últimos trabajos versan sobre el agua, acumulando hojas de serruchos, como olas; organizando rectángulos de vidrio, como lluvia; e incluyendo en ocasiones la figura humana cuya aparición se presta para múltiples interpretaciones (de soledad y angustia por ejemplo) que incrementan su poesía y sus sugerencias. Su trabajo -inesperada suma de actitudes, iconoclasta, vanguardista y lírica- ha sido uno de los más radicales, agudos y provocadores de las últimas décadas en el país.
Beatríz González (Bucaramanga, 1939) es así mismo una artista que muestra temprana inclinación en su temática y color por el movimiento Pop, pero no sin antes haber trabajado y presentado pinturas inspiradas en La Encajera de Vermeer que fueron exaltadas por la critica "como ejercicio de estilo, como afinamiento de los medios expresivos, como afirmación de una voluntad clara de pintar”5. Las estampas populares y las imágenes extraídas de la prensa son los temas predilectos de su siguiente período, destacándose entre sus cuadros de esa época, Los Suicidas del Sisga (1965) que representa a una pareja campesina con un ramo de rosas en la mano, fotografiándose antes de poner fin a sus vidas (hecho acaecido realmente), y también sus pinturas de Bolívar y de Santander (1967) las cuales suscitaron absurdas discusiones sobre la validez de la reinterpretación6.
Al iniciarse la década de los años setenta la artista presenta sus primeros esmaltes sobre metal también basados en estampas populares o motivos publicitarios, los cuales inserta más tarde en muebles que complementan perspicazmente su sentido (el Señor Caído de Monserrate en una cama, el Bebé Johnson en un coche infantil), ampliando su temática con la reinterpretación de grandes obras del arte universal (como la Mona Lisa que "enmarca" en un ropero) al tiempo que enfatiza la planimetría de su pintura mediante la aplicación pareja de colores fuertes en grandes áreas demarcadas por un dibujo irregular. Ultimamente Beatríz González ha ejecutado inmensos telones -entre ellos uno sobre Le Moulin de la Galette de Renoir para vender por centímetros- ha realizado trabajos de crítica política en cortinas y otros implementos domésticos, y ha utilizado objetos prefabricados cuyo contexto altera con pintura, conformando una obra mordaz e innovativa, claramente encaminada a expresar particularidades de la vida y la cultura del país.
Otro artista que se orienta igualmente hacia la temática y conceptos del arte Pop es Alvaro Barrios (Cartagena, 1945) cuyos "collages" de 1966 involucran recortes de personajes conocidos y de tiras cómicas en un dibujo "neofigurativo”7, generalmente en tonos sepias. Dos años más tarde el artista adhiere elementos como escarcha y flores de terciopelo a sus interpretaciones -ya en tinta negra y roja- de figuras de cuerpo distorsionado y rostro de estrellas cinematográficas, comenzando a organizarlas en 1969 en cajas o vitrinas de progresiva tridimensionalidad, y acompañándolas por nubes de algodón, figuras de plástico y otros aditamentos que colaboran en la conformación de escenas fantásticas o nostálgicas, de apariencia y entonación onirica, surrealista.
Barrios también fue uno de los introductores del Conceptualismo en Colombia8, publicando en la prensa, por ejemplo, una serie de Grabados Populares (iniciada en 1972) cuyos ejemplares firma y numera a quien se lo solicite; e internándose posteriormente en una exhaustiva investigación sobre el artista francés Marcel Duchamp (inventor del "ready-made" y gestor de posiciones radicales que han ejercido una amplia influencia internacional). Su extensa producción a este respecto incluye sensibles acuarelas que describen el arribo de las obras de Duchamp a Venecia en un triunfal y fantástico desfile de góndolas, así como trabajos definitivamente literarios en los que narra sueños con dichas obras9, llegando incluso a rasurarse en la cabeza la tonsura en forma de estrella que también utilizó el artista francés. Sus últimos dibujos, basados como de costumbre en la historia del arte, reiteran el refinamiento y la desbordante imaginación patente en toda su obra.
Hernando del Villar (Santa Marta, 1944) también es un artista que se inicia bajo el influjo del arte Pop como lo demuestran sus primeros cuadros sobre personajes “ye-ye”10 y con títulos, como Moría Antonieta Pons, Destino Recta Final Hacia el Olvido (1966) los cuales trabaja con gran preponderancia circular y con los colores planos y brillantes que habrían de convertirse en característica de su obra. Su pintura, sin embargo, va haciéndose cada vez más esquemática hasta llegar por un corto período a la abstracción geométrica; para comenzar su regreso al arte de representación con la interpretación de la topografía y la naturaleza de la costa Atlántica en acrílicos de emocionada luz caribe.
Del Villar define sus paisajes con una linea blanca (del lienzo a la vista) que fue primero recta pero que ahora sigue los contornos de la naturaleza y de las cosas, mientras compone formas elongadas, de distintas dimensiones, que llenan los espacios "abarrocando" su apariencia, otorgándoles un ritmo e incrementando notablemente su fuerza expresiva. Los sujetos han ido concretándose, pero el color sigue siendo plano y aún más intenso que en sus períodos anteriores, proyectando la calidez y el espíritu festivo peculiares a su región de origen. La figura humana ha empezado a aparecer nuevamente en sus pinturas como detalle importante de sus vibrantes y enérgicas composiciones.
En la segunda parte de la década, por otra parte, comienzan a verse en el país las obras de Santiago Cárdenas (Popayán, 1937) que también se relacionan estrechamente con el Pop en cuanto a su temática, primero de figuras femeninas en contextos contemporáneos (por ejemplo, en un automóvil), y luego de objetos comunes, sin ningún simbolismo, como paraguas, tazas, espejos, enchufes y prendas de vestir. En algunas ocasiones el artista daba a los soportes la forma de los sujetos representados, incrementando notablemente su realismo.
En los años setenta su pintura va haciéndose todavía más precisa y más realista a medida que el artista va clarificando su predilección por las superficies sobre la perspectiva, e interpretando elementos de profundidad escasa como persianas, pizarrones, telas, marcos y cajas de cartón dobladas, cuyas formas rectangulares o cuadradas coinciden perfectamente con el bastidor, hecho que colabora definitivamente en su impactante ilusionismo. Cárdenas no se apoya en la fotografía como la mayoría de los practicantes del Nuevo Realismo, ni se detiene en la reproducción milimétrica de los objetos demostrando una penetrante percepción de su apariencia, de sus propiedades físicas y de su comportamiento ante la luz - la cual incluye a veces filtrándose a través de una ventana imaginaria supuestamente ubicada detrás del espectador subrayando así la inserción de sus representaciones en los espacios de la realidad.
A finales de los años sesenta Ana Mercedes Hoyos (Bogotá 1942) comienza también a mostrar pinturas de clara orientación Pop sobre una temática decididamente urbana que incluye avisos comerciales, chimeneas, buses y autopistas, ejecutadas con colores planos y fuertes extraídos del mundo publicitario. Su pintura, sin embargo, iría silenciándose cromáticamente al adentrarse en la representación de puertas y ventanas de convincente realismo, a través de las cuales se alcanzan a entrever otros espacios y trozos de paisaje, pero que se irían cerrando hasta constituír planteamientos básicamente geométricos.
El carácter atmosférico patente en todas las etapas de su producción se acentúa en sus obras posteriores en las cuales el cielo empieza a aparecer por encima de los muros hasta copar todo el lienzo con un azul intenso, y con el blanco resplandeciente de las nubes que sólo mirado fijamente permite la percepción de sutiles matices. En los últimos tiempos la artista ha vuelto a una pintura con claro ánimo de representación en la que- reinterpreta bodegones seleccionados de la historia del arte (de autores y períodos tan distintos como Caravaggio, Jawlensky y Lichtenstein) en trabajos cuyas inmensas dimensiones, exaltado cromatismo y conscientes variaciones son las más claras señales de su intención creativa.
Otros artistas cuyas obras de finales de la década de los años sesenta revelan su adhesión a los principios del arte Pop son: Sonia Gutiérrez (Cúcuta, 1949) autora de varios cuadros que reflejan la moda de la época; Mónica Meira (1949, nacida en Londres) quien interpretaba entonces grandes lápices pero que más recientemente trabaja sobre la figura humana en situaciones humorísticas; Javier Restrepo (Medellín, 1943) quien realiza pinturas de interiores con marcado acento escenográfico por donde deambulan estrellas de cine; Dora Ramírez (Medellín, 1923) con trabajos sobre “mitos” contemporáneos como Carlos Gardel y los Beatles; y Clemencia Lucena (Manizales, 1945-1983) cuyas primeras obras versan sobre reinas de belleza, novias y matronas extraídas de las páginas sociales de la prensa, orientándose más tarde hacia la representación de obreros y campesinos en actitudes de solidaridad y de protesta, ejecutados bajo el influjo colorído e idealista de los afiches chinos.
Puede afirmarse en consecuencia que el arte Pop floreció en el país con especial vitalidad y que impulsó una serie de aperturas para la pintura figurativa, muchas de las cuales sólo habrían de definirse en los años setenta. Marta Traba explicaba en 1966 la amplia acogida que tuvo dicho movimiento y el carácter crítico que asume en nuestro medio, con las siguientes palabras:
"Alguna vez dije que el "pop art" podía perfectamente ser cultivado en Colombia porque aquí domina una naturaleza, una condición perfectamente "pop" entendiendo por "pop" la permanente infracción a las leyes de la lógica y el buen sentido. Los reinados de belleza, los brindis a España, los policías persiguiendo a los ye-ye y los ye-ye persiguiendo a los policías, los guardianes llevando a tomar trago a los presidiarios, todo pertenece al más saludable "pop". Esta facultad, que no es privativa en Colombia, sino de todo el continente latinoamericano, este surrealismo implícito en nuestras situaciones, hace que el absurdo florezca entre nosotros con tal naturalidad, no como un producto literario que acusa una decadencia, a la manera de los europeos, sino como el chiste cruel, el sarcasmo que pone el dedo en la llaga o denuncio (por supuesto sin pretender denunciar), todo suerte de ridiculeces endémicas"11.
En conclusión, en los años sesenta continúa el mismo espíritu de aceptación a las vanguardias internacionales que tuvo lugar en la década anterior, apareciendo además cierto ánimo experimental en el trabajo artístico, promovido en primer término por los salones de arte joven realizados por el Museo de Arte Moderno (que, como ya se dijo, empezó a funcionar en 1962) así como por varios proyectos colectivos llevados a cabo en la entidad entre los que se destacan El Pesebre de los Genios (1966) un motivo navideño en el que los artistas jóvenes contribuyeron cada quien con una pieza, y la exposición Espacios Ambientales (1969), muestra conjunta de pintores y escultores trabajando en arreglos tridimensionales, la cual puede citarse como precursora del arteefímero y anti-comercial que surgiría posteriormente.
Aunque sólo hasta la década siguiente la fotografía vuelve a figurar hombro a hombro con la pintura y la escultura en las exposiciones de arte, por esta época empieza nuevamente a adquirir dimensión creativa gracias en gran parte al trabajo de Hernán Díaz (Ibagué, 1932), autor de finos retratos pero ante todo de perceptivas y dicientes imágenes sobre variados aspectos del país y de la vida cotidiana; y también de la obra de Germán Téllez (Bogotá, 1933), un agudo registro de la arquitectura colombiana; de Nereo López (Cartagena, 1920), sensible testimonio de aspectos y costumbres regionales; y de Abdú Eljaiek (Calamar, Bol., 1933), quien se ha aproximado de manera singular a los más diversos temas.
Los primeros premios de los Salones Nacionales fueron adjudicados durante el lapso a artistas de tanta significación como Ignacio Gómez Jaramillo, Alejandro Obregón, Manuel Hernández, Carlos Granada, Pedro Alcántara, Augusto Rendón, Augusto Rivera, Edgar Negret, Leonel Góngora, Eduardo Ramírez Villamizar, Norman Mejia, Carlos Rojas y Feliza Bursztyn, pero el Salón siguió siendo motivo de álgidas polémicas, algunas de ellas de carácter político, originadas por la financiación del evento por parte de la empresa privada12. En 1967, además, a raíz de unas declaraciones en las cuales Marta Traba impugnaba la intervención del ejército en los predios universitarios, el DAS emitió una resolución expulsando del país a la fogosa crítica, medida que fue revocada por el gobierno después de una generalizada protesta de artistas, intelectuales y otros grupos de opinión.
A finales de los años sesenta comienzan también a celebrarse los Festivales de Arte de Cali y la Bienal de Coltejer, eventos que incrementarían aún más el ánimo internacionalista que empieza a desarrollarse en el país a mediados del siglo, así como el carácter experimental, iconoclasta, y altamente cuestionador de la definición del arte que habría de desarrollarse en la siguiente década.
Notas
- El Arte Pop surge a mediados de la década de 1950 y su desarrollo se extiende hasta los últimos años sesenta con los trabajos de Jasper Johns (1930), Robert Rauschenberg (1925), Andy Warhol (1931), Claes Oldenburg (1929) y Roy Lichtenstein (1923), entre otros. Su nombre -abreviación de Arte Popular hace referencia a las imágenes de productos comerciales que en corto tiempo se tornaron de dominio público graciasa su difusión en los distintos medios.
- Las obras de Carlos Rojas, ya mencionadas, de figuras con fajas adheridas, también fueron calificadas como Pop -aludiendo a la utilización de elementos producidos industrialmente- sin considerar su referencia más directa e importante a la geometría. Los tres artistas, Salcedo, Madriñán y Acuña, realizaron poco después una exposición en la pequeña Galería del Parque de la Independencia, cuyo título "Arte Pop" reiteraba el afianzamiento de esta tendencia plástica en Colombia.
- Hurtado, Amparo. "Obras Sádicas de un Artista Bogotano". El Vespertino. Bogotá, agosto 2 de 1966.
- Dada, tendencia originada en Zurich durante la Primera Guerra Mundial, que daba especial énfasis a lo ilógico y absurdo, acrecentando la importancia del azar en la creación artística. Sus seguidores llegaron al extremo de recurrir a la bufonería y al comportamiento provocativo con el fin de molestar a un público acostumbrado a los valores convencionales. El "ready-made" (ya hecho) y el "objet-trouvé" (objeto- encontrado) rompieron totalmente el concepto tradicional respecto a los materiales, y procedimientos permisibles en la creación artística, jugando desde entonces un papel preponderante en diversos movimientos postenores, como el Arte Pop y el Conceptualismo.
- Marta Traba, op cit pág. 65.
- Un comentarista de prensa acusó a la artista de plagiar el retrato del libertador realizado por Pedro José Figueroa, acusación que originó declaraciones de Beatriz González y Marta Traba que dilucidaron la validez del concepto del "arte sobre el arte", precisamente uno de los temas favoritos de los artistas Pop.
- Neofiguración, término que designa aquellos movimientos plásticos posteriores a 1960 que intentan recuperar algunos elementos figurativos dentro de una gran libertad de interpretación. En este caso se hace referencia a la tendencia surgida en América Latina a comienzos de la década de los sesenta, debido, en parte, a la notable influencia, ya mencionada, de Bacon.
- Además del "ambiente" creado para la exposición Espacios Ambientales (1969), en 1971 Barrios se hace presente en la Bienal de París con la obra Mar de las Antillas, un conjunto de 200 serigrafías de color azul plano que representan otros tantos lugares geográficos del Caribe, en cada una de las cuales aparece marcada la latitud y longitud correspondiente.
- Uno de ellos dice, por ejemplo: "Soné que el cuadro Ofrenda Ajada de Paul Klee daba una gran fiesta de disfraces para los otros cuadros abstractos. La pintura Arco Negro de Kandisky se disfrazó de Pequeña Soledad en el Centro de los Soles de Francis Picabia. Prismas Eléctricos de Sonia Delaunay se disfrazó de Casa Rojo entre los Arboles de Marcel Duchamp. Sin Título de Motherwell se disfrazó de Tengo algo de comerpara tí en la cocina, querido - No tengo hombre, mamá! Por favor, lo que yo quiero es irme a mi cuarto de Lichtenstein".
- Con este término se denominó el movimiento juvenil anterior al "hipismo" que tuvo gran auge en América Latina en la década del sesenta. Su nombre se derivó del estribillo "yeah- yeah" utilizado por los Beatles en sus canciones.
- Marta Traba. op. cit pág. 101.
- Los artistas consideraban que la ingerencia de una empresa particular en la realización del evento era inapropiada, y exigían el apoyo imparcial del gobierno para el Salón. En 1969, por otra parte, se presentó un nuevo incidente en el certamen: La actuación del jurado de admisión y calificación compuesto por Kynaston McShine?, Armando Morales y Santiago Cárdenas al rechazar del certamen el trabajo de artistas como Feliza Bursztyn, Ana Mercedes Hoyos y Beatriz González, provocó airadas reacciones. Así mismo el fallo de premiación que favoreció a Carlos Rojas y a Yolanda Pineda (Bogotá, 1941 quien trabajaba entonces en pinturas de máquinas de colores planos) llevó a Alvaro Barrios, ganador del tercer premio, a rechazar el galardón y a cubrir con telas negras sus cuadros - ante la imposibilidad de retirarlos- apoyado por Bernardo quien hizo otro tanto con sus "cajas".