- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
- Historia del Café de Guatemala (2001)
- Casa Guatemalteca (1999)
- Silvia Tcherassi (2002)
- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
- Francisco Mejía Guinand (2002)
- Aves del Llano (1992)
- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
- Casas de Embajada en Washington D.C. (2004)
- XVI Bienal colombiana de Arquitectura 1998 (1998)
- Visiones del Siglo XX colombiano. A través de sus protagonistas ya muertos (2003)
- Río Bogotá (1985)
- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
- Cartagena de Indias. Visión panorámica desde el aire (2003)
- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
- Enrique Grau. Homenaje (2003)
- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
- Ignacio Gómez Jaramillo (2003)
- Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. 350 años (2003)
- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
- Los Figueroa. Aproximación a su época y a su pintura (1986)
- Andrés de Santa María (1985)
- Ricardo Gómez Campuzano (1987)
- El encanto de Bogotá (1987)
- Manizales de ayer. Album de fotografías (1987)
- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
- Pedro Nel Gómez (1981)
- Colombia amazónica (1988)
- Palacio de San Carlos (1986)
- Veinte años del Sena en Colombia. 1957-1977 (1978)
- Bogotá. Estructura y principales servicios públicos (1978)
- Colombia Parques Naturales (2006)
- Érase una vez Colombia (2005)
- Colombia 360°. Ciudades y pueblos (2006)
- Bogotá 360°. La ciudad interior (2006)
- Guatemala inédita (2006)
- Casa de Recreo en Colombia (2005)
- Manzur. Homenaje (2005)
- Gerardo Aragón (2009)
- Santiago Cárdenas (2006)
- Omar Rayo. Homenaje (2006)
- Beatriz González (2005)
- Casa de Campo en Colombia (2007)
- Luis Restrepo. construcciones (2007)
- Juan Cárdenas (2007)
- Luis Caballero. Homenaje (2007)
- Fútbol en Colombia (2007)
- Cafés de Colombia (2008)
- Colombia es Color (2008)
- Armando Villegas. Homenaje (2008)
- Manuel Hernández (2008)
- Alicia Viteri. Memoria digital (2009)
- Clemencia Echeverri. Sin respuesta (2009)
- Museo de Arte Moderno de Cartagena de Indias (2009)
- Agua. Riqueza de Colombia (2009)
- Volando Colombia. Paisajes (2009)
- Colombia en flor (2009)
- Medellín 360º. Cordial, Pujante y Bella (2009)
- Arte Internacional. Colección del Banco de la República (2009)
- Hugo Zapata (2009)
- Apalaanchi. Pescadores Wayuu (2009)
- Bogotá vuelo al pasado (2010)
- Grabados Antiguos de la Pontificia Universidad Javeriana. Colección Eduardo Ospina S. J. (2010)
- Orquídeas. Especies de Colombia (2010)
- Apartamentos. Bogotá (2010)
- Luis Caballero. Erótico (2010)
- Luis Fernando Peláez (2010)
- Aves en Colombia (2011)
- Pedro Ruiz (2011)
- El mundo del arte en San Agustín (2011)
- Cundinamarca. Corazón de Colombia (2011)
- El hundimiento de los Partidos Políticos Tradicionales venezolanos: El caso Copei (2014)
- Artistas por la paz (1986)
- Reglamento de uniformes, insignias, condecoraciones y distintivos para el personal de la Policía Nacional (2009)
- Historia de Bogotá. Tomo I - Conquista y Colonia (2007)
- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
- Academia Colombiana de Jurisprudencia. 125 Años (2019)
- Duque, su presidencia (2022)
La ciudad para el ciudadano
Texto de Augusto Ramírez Ocampo
Alcalde de Bogotá
Siempre he creído que el Espacio Público es un bien común inalienable que estructura y conforma la ciudad y hace posible que el ciudadano participe e integre su vida a un empeño común. De la reivindicación del mismo; de su correcta administración, construcción, conservación y cuidado; y, ante todo, de su más amplia e imaginativa utilización se obtiene un mejoramiento sustancial en la calidad de vida de los habitantes. No obstante la trascendencia que tienen estos conceptos, su implementación tradicionalmente ha sido relegada a un segundo plano. Las circunstancias inherentes a nuestra condición de país en vía de desarrollo han erróneamente canalizado la mayor parte de los esfuerzos del Estado a la solución de las llamadas "necesidades prioritarias" o de simple y básica subsistencia.
Por lo general los gobernantes entienden por grandes obras, aquellas que implican una gran inversión y dejan como resultado una serie de elementos físicos más o menos perdurables. Lo que usualmente no piensan es hasta dónde la inversión realizada puede servir complementariamente para mejorar en forma integral la vida de los ciudadanos sin necesidad de emprender nuevos proyectos, esperar muchos años, ni realizar inmensos gastos adicionales. Bogotá, en su infraestructura, no ha sido completamente utilizada ni debidamente mantenida. Cada vez que se habla de planes de renovación urbana yo pienso antes en recuperación, y cuando se discuten nuevos, grandes y costosos proyectos yo busco primero posibilidades de adecuación y de mejor utilización de los existentes.
Por otra parte, durante los últimos años y con, contadas excepciones, la ciudadanía ha carecido de amor, orgullo y solidaridad hacia Bogotá, quizá por una falta de identificación con su ciudad motivada por el crecimiento desmedido
y desordenado de su perímetro urbano; al advenimiento desproporcionado de gentes de todo el país; el abandono de los sitios tradicionales e históricos, y la pérdida de los lugares comunes de encuentro. No obstante, una nueva identidad del bogotano está surgiendo a través de la permanencia y se está comenzando a manifestar con un nuevo y maduro espíritu de respuesta y de amor a la ciudad, para beneficio de la comunidad.
Las ciclovías de Bogotá son una solución urbana que contempla todos estos puntos: reivindica el espacio público; utiliza en forma creativa inmensas obras civiles, hasta ahora de uso exclusivo del automóvil, y recupera para la ciudad su lugar de encuentro y a escala de la Bogotá actual dentro del más sano y alegre concepto de recreación, en una atmósfera contagiosa de seguridad.
Esta solución que reúne, hasta la fecha, en forma armónica cada domingo a medio millón de ciudadanos, sin ningún costo para la ciudadanía ni para la Administración, y que se desarrolla a lo largo de 56 kms. de las mejores vías, sobre 6.000.000 de metros cuadrados de terreno acondicionado cuyo costo de construcción sería equivalente o mayor al de cualquiera de nuestras más grandes obras de ingeniería sanitaria o eléctrica, es definitivamente una manera diferente de dirigir a Bogotá y un reflejo directo de la forma como el Presidente Belisario Betancur está gobernando al país.
No me corresponde a mí describir un fenómeno que está tan completa y bellamente ilustrado en las páginas que suceden este texto. Lo que no puedo dejar de resaltar es que se trata de una manifestación de comportamiento urbano sin precedentes, que refleja el nivel de madurez ciudadana y la forma alegre, abierta y sin ningún rasgo de agresividad cómo el bogotano está aprendiendo a utilizar su ciudad y a vivir en comunidad.
El fenómeno de las ciclovías es tan popularmente positivo y aceptable como gubernamentalmente irreversible. Corresponde, entonces, analizarlo más profundamente; reglamentarlo y protegerlo; producir marcos de referencia en términos de planeación, diseño, financiación, educación y ejecución, y capitalizar su experiencia proyectándolo hasta encontrar soluciones urbanas más serias y permanentes.
Las ciclovías se han desarrollado sobre las vías tradicional y excluyentemente utilizadas por los vehículos automotores y el eje de ellas es la bicicleta. Aunque las ciclovías actuales conllevan todo un complejo conjunto de elementos y de expresiones recreativas, la bicicleta ha sido el símbolo por su número y por su capacidad de movilización. Las ciclovías no son solamente algo equivalente a un parque o a una playa sino que por su capacidad de recorrido permiten realmente el encuentro de los ciudadanos de todos los puntos y el conocimiento e integración reales de los mismos a lo largo de la ciudad.
Es claro que el fenómeno deberá estudiarse, complementarse y desarrollarse. En primer término, se deberá ampliar la cobertura actual de las ciclovías de Bogotá en sus áreas, circuitos y horarios de forma tal que se intercomuniquen todas, se interrelacionen sus parques y se le dé a los ciudadanos por medio de ellas acceso a los importantes eventos comunitarios hasta convertirlas en el principal medio de comunicación dominical de la ciudad. Por otra parte, se deberá estudiarlas seriamente como medio alterno de movilización permanente dentro de la ciudad de forma tal que con muy escasos recursos se acondicionen y reglamenten áreas complementarias de las grandes vías; de las zonas marginales del ferrocarril; de los canales de agua y de ciertas vías en sectores y barrios para la movilización urbana en bicicleta.
Como se tratará en el 1er. Seminario que sobre "Planeación y Diseño de Ciclovías" realizará el Departamento Administrativo de Tránsito y Transportes de Bogotá con el pleno respaldo del Alcalde Mayor de la ciudad por la fecha en que aparezca este libro, y al analizar los problemas de movilización que enfrenta la ciudad y que tendrá que resolver en el futuro; la contaminación del ambiente y el mejor tratamiento del espacio público; las grandes soluciones como el Metro a cuyas estaciones habrá que desplazarse de alguna forma para hacer uso del servicio; los altos costos de los vehículos automotores, de su combustible y del espacio para desplazarlos y almacenarlos, pienso que las ciclovías nos sugieren alternativas nuevas e inmediatas de solución a problemas de movilización urbana por medio de la bicicleta, que ha demostrado ser el vehículo de más bajo costo con mayor eficiencia dentro del mejor comportamiento ecológico y con la mayor aceptación popular ya usado masivamente en países más avanzados que el nuestro con excepcional resultado.
Como ciudadano y como gobernante he deseado siempre que Bogotá sea un ejemplo de planeación efectiva que disminuya la distancia entre el Administrador y el habitante y que produzca en ella soluciones urbanas a escala del individuo. Creo que el verdadero progreso es el armónico; aquel que no desvirtúa sino que respeta las dimensiones, las tradiciones y los valores de las gentes. La actual Administración está consciente de que se requieren las grandes obras de infraestructura y de solución básica para el bienestar general y las está realizando en todos los campos y haciendo frente con éxito a todas las dificultades.
Pero es nuestra preocupación muy especial la solución de las necesidades a escala dentro de amplios marcos generales; de las cosas vitales como la recreación, la movilización, la comunicación y el ambiente urbano para lo cual estamos promoviendo el Acuerdo sobre el Espacio Público que presentará la Administración a la ciudadanía a través del Honorable Concejo de Bogotá y que será el instrumento que le permita contar con la estructura y los recursos necesarios para la implementación y el manejo conveniente de todos estos conceptos.
A manera de ensayo dominical propusimos a los bogotanos una posición activa contra la inseguridad. Y los bogotanos lo aceptaron clamorosamente. Les propusimos salir a las calles para desterrar de ellas a los malhechores. Y se comprobó que con la presencia multitudinaria de gentes de bien, las calles pueden ser lugares tan seguros como los conjuntos cerrados. Y las bicicletas sustitutos eficientes de los autos blindados.
Se comprobó, también, que la diversidad ‑razón de ser de la ciudad- tiene en la calle escenario para reconocerse y aceptarse. Que la ciudad caminada, o vista desde la bicicleta, adquiere otra dimensión y revela a sus ciudadanos el atractivo de sus fachadas, de sus parques, de sus sonidos, atractivos que siempre pasaron inadvertidos, ocultos tras el angustioso tráfico motorizado...
Las ciclovías han transformado a la ciudad. El habitante huraño y agresivo ha cambiado desde su traje dominical hasta su comportamiento para relacionarse con sus conciudadanos. La ciudad fragmentada y hostil desaparece al conjuro de la movilidad y el conocimiento descomplicado, amable y seguro.
Comprendamos que la ciudad debe ser ante todo el hogar del hombre y que ella debe garantizar su realización plena. La infraestructura y la inversión en servicios no son un fin sino el medio para alcanzar la felicidad de la persona humana. Y es con ese objetivo como debe concebirse el gobierno. Por ello hemos resuelto devolverle la ciudad al ciudadano.
Me declaro hondamente satisfecho de que el ejemplo de las ciclovías haya sido seguido en muchas ciudades de Colombia. Sus Alcaldes afirman que en aquellas se produce casi idéntico impacto al excelente resultado de nuestra capital. La tensión desaparece, la cordialidad nace espontáneamente, la agresividad se aminora, la seguridad aumenta, la ciudad cambia y se emplean sus recursos de manera más productiva. Muy pronto usaremos también las calles para escenarios deportivos de microfútbol, baloncesto, voliboll, tenis y patinaje, además de emplearlas para desarrollar los "Mercados de San Alejo" y los mercados móviles populares. Estamos dándole un uso múltiple a esta inmensa inversión pública.
No quisiera terminar sin manifestar mi agradecimiento a las empresas y fundaciones que en forma espontánea promovieron y financiaron la publicación de este libro, cuya introducción me siento muy honrado en escribir por su amable solicitud y sin felicitar a quienes lo realizaron en forma tan excelente. Al verlo, se puede fácilmente concluír que a partir de las ciclovías, Bogotá ya no es la misma.
#AmorPorColombia
La ciudad para el ciudadano
Texto de Augusto Ramírez Ocampo
Alcalde de Bogotá
Siempre he creído que el Espacio Público es un bien común inalienable que estructura y conforma la ciudad y hace posible que el ciudadano participe e integre su vida a un empeño común. De la reivindicación del mismo; de su correcta administración, construcción, conservación y cuidado; y, ante todo, de su más amplia e imaginativa utilización se obtiene un mejoramiento sustancial en la calidad de vida de los habitantes. No obstante la trascendencia que tienen estos conceptos, su implementación tradicionalmente ha sido relegada a un segundo plano. Las circunstancias inherentes a nuestra condición de país en vía de desarrollo han erróneamente canalizado la mayor parte de los esfuerzos del Estado a la solución de las llamadas "necesidades prioritarias" o de simple y básica subsistencia.
Por lo general los gobernantes entienden por grandes obras, aquellas que implican una gran inversión y dejan como resultado una serie de elementos físicos más o menos perdurables. Lo que usualmente no piensan es hasta dónde la inversión realizada puede servir complementariamente para mejorar en forma integral la vida de los ciudadanos sin necesidad de emprender nuevos proyectos, esperar muchos años, ni realizar inmensos gastos adicionales. Bogotá, en su infraestructura, no ha sido completamente utilizada ni debidamente mantenida. Cada vez que se habla de planes de renovación urbana yo pienso antes en recuperación, y cuando se discuten nuevos, grandes y costosos proyectos yo busco primero posibilidades de adecuación y de mejor utilización de los existentes.
Por otra parte, durante los últimos años y con, contadas excepciones, la ciudadanía ha carecido de amor, orgullo y solidaridad hacia Bogotá, quizá por una falta de identificación con su ciudad motivada por el crecimiento desmedido
y desordenado de su perímetro urbano; al advenimiento desproporcionado de gentes de todo el país; el abandono de los sitios tradicionales e históricos, y la pérdida de los lugares comunes de encuentro. No obstante, una nueva identidad del bogotano está surgiendo a través de la permanencia y se está comenzando a manifestar con un nuevo y maduro espíritu de respuesta y de amor a la ciudad, para beneficio de la comunidad.
Las ciclovías de Bogotá son una solución urbana que contempla todos estos puntos: reivindica el espacio público; utiliza en forma creativa inmensas obras civiles, hasta ahora de uso exclusivo del automóvil, y recupera para la ciudad su lugar de encuentro y a escala de la Bogotá actual dentro del más sano y alegre concepto de recreación, en una atmósfera contagiosa de seguridad.
Esta solución que reúne, hasta la fecha, en forma armónica cada domingo a medio millón de ciudadanos, sin ningún costo para la ciudadanía ni para la Administración, y que se desarrolla a lo largo de 56 kms. de las mejores vías, sobre 6.000.000 de metros cuadrados de terreno acondicionado cuyo costo de construcción sería equivalente o mayor al de cualquiera de nuestras más grandes obras de ingeniería sanitaria o eléctrica, es definitivamente una manera diferente de dirigir a Bogotá y un reflejo directo de la forma como el Presidente Belisario Betancur está gobernando al país.
No me corresponde a mí describir un fenómeno que está tan completa y bellamente ilustrado en las páginas que suceden este texto. Lo que no puedo dejar de resaltar es que se trata de una manifestación de comportamiento urbano sin precedentes, que refleja el nivel de madurez ciudadana y la forma alegre, abierta y sin ningún rasgo de agresividad cómo el bogotano está aprendiendo a utilizar su ciudad y a vivir en comunidad.
El fenómeno de las ciclovías es tan popularmente positivo y aceptable como gubernamentalmente irreversible. Corresponde, entonces, analizarlo más profundamente; reglamentarlo y protegerlo; producir marcos de referencia en términos de planeación, diseño, financiación, educación y ejecución, y capitalizar su experiencia proyectándolo hasta encontrar soluciones urbanas más serias y permanentes.
Las ciclovías se han desarrollado sobre las vías tradicional y excluyentemente utilizadas por los vehículos automotores y el eje de ellas es la bicicleta. Aunque las ciclovías actuales conllevan todo un complejo conjunto de elementos y de expresiones recreativas, la bicicleta ha sido el símbolo por su número y por su capacidad de movilización. Las ciclovías no son solamente algo equivalente a un parque o a una playa sino que por su capacidad de recorrido permiten realmente el encuentro de los ciudadanos de todos los puntos y el conocimiento e integración reales de los mismos a lo largo de la ciudad.
Es claro que el fenómeno deberá estudiarse, complementarse y desarrollarse. En primer término, se deberá ampliar la cobertura actual de las ciclovías de Bogotá en sus áreas, circuitos y horarios de forma tal que se intercomuniquen todas, se interrelacionen sus parques y se le dé a los ciudadanos por medio de ellas acceso a los importantes eventos comunitarios hasta convertirlas en el principal medio de comunicación dominical de la ciudad. Por otra parte, se deberá estudiarlas seriamente como medio alterno de movilización permanente dentro de la ciudad de forma tal que con muy escasos recursos se acondicionen y reglamenten áreas complementarias de las grandes vías; de las zonas marginales del ferrocarril; de los canales de agua y de ciertas vías en sectores y barrios para la movilización urbana en bicicleta.
Como se tratará en el 1er. Seminario que sobre "Planeación y Diseño de Ciclovías" realizará el Departamento Administrativo de Tránsito y Transportes de Bogotá con el pleno respaldo del Alcalde Mayor de la ciudad por la fecha en que aparezca este libro, y al analizar los problemas de movilización que enfrenta la ciudad y que tendrá que resolver en el futuro; la contaminación del ambiente y el mejor tratamiento del espacio público; las grandes soluciones como el Metro a cuyas estaciones habrá que desplazarse de alguna forma para hacer uso del servicio; los altos costos de los vehículos automotores, de su combustible y del espacio para desplazarlos y almacenarlos, pienso que las ciclovías nos sugieren alternativas nuevas e inmediatas de solución a problemas de movilización urbana por medio de la bicicleta, que ha demostrado ser el vehículo de más bajo costo con mayor eficiencia dentro del mejor comportamiento ecológico y con la mayor aceptación popular ya usado masivamente en países más avanzados que el nuestro con excepcional resultado.
Como ciudadano y como gobernante he deseado siempre que Bogotá sea un ejemplo de planeación efectiva que disminuya la distancia entre el Administrador y el habitante y que produzca en ella soluciones urbanas a escala del individuo. Creo que el verdadero progreso es el armónico; aquel que no desvirtúa sino que respeta las dimensiones, las tradiciones y los valores de las gentes. La actual Administración está consciente de que se requieren las grandes obras de infraestructura y de solución básica para el bienestar general y las está realizando en todos los campos y haciendo frente con éxito a todas las dificultades.
Pero es nuestra preocupación muy especial la solución de las necesidades a escala dentro de amplios marcos generales; de las cosas vitales como la recreación, la movilización, la comunicación y el ambiente urbano para lo cual estamos promoviendo el Acuerdo sobre el Espacio Público que presentará la Administración a la ciudadanía a través del Honorable Concejo de Bogotá y que será el instrumento que le permita contar con la estructura y los recursos necesarios para la implementación y el manejo conveniente de todos estos conceptos.
A manera de ensayo dominical propusimos a los bogotanos una posición activa contra la inseguridad. Y los bogotanos lo aceptaron clamorosamente. Les propusimos salir a las calles para desterrar de ellas a los malhechores. Y se comprobó que con la presencia multitudinaria de gentes de bien, las calles pueden ser lugares tan seguros como los conjuntos cerrados. Y las bicicletas sustitutos eficientes de los autos blindados.
Se comprobó, también, que la diversidad ‑razón de ser de la ciudad- tiene en la calle escenario para reconocerse y aceptarse. Que la ciudad caminada, o vista desde la bicicleta, adquiere otra dimensión y revela a sus ciudadanos el atractivo de sus fachadas, de sus parques, de sus sonidos, atractivos que siempre pasaron inadvertidos, ocultos tras el angustioso tráfico motorizado...
Las ciclovías han transformado a la ciudad. El habitante huraño y agresivo ha cambiado desde su traje dominical hasta su comportamiento para relacionarse con sus conciudadanos. La ciudad fragmentada y hostil desaparece al conjuro de la movilidad y el conocimiento descomplicado, amable y seguro.
Comprendamos que la ciudad debe ser ante todo el hogar del hombre y que ella debe garantizar su realización plena. La infraestructura y la inversión en servicios no son un fin sino el medio para alcanzar la felicidad de la persona humana. Y es con ese objetivo como debe concebirse el gobierno. Por ello hemos resuelto devolverle la ciudad al ciudadano.
Me declaro hondamente satisfecho de que el ejemplo de las ciclovías haya sido seguido en muchas ciudades de Colombia. Sus Alcaldes afirman que en aquellas se produce casi idéntico impacto al excelente resultado de nuestra capital. La tensión desaparece, la cordialidad nace espontáneamente, la agresividad se aminora, la seguridad aumenta, la ciudad cambia y se emplean sus recursos de manera más productiva. Muy pronto usaremos también las calles para escenarios deportivos de microfútbol, baloncesto, voliboll, tenis y patinaje, además de emplearlas para desarrollar los "Mercados de San Alejo" y los mercados móviles populares. Estamos dándole un uso múltiple a esta inmensa inversión pública.
No quisiera terminar sin manifestar mi agradecimiento a las empresas y fundaciones que en forma espontánea promovieron y financiaron la publicación de este libro, cuya introducción me siento muy honrado en escribir por su amable solicitud y sin felicitar a quienes lo realizaron en forma tan excelente. Al verlo, se puede fácilmente concluír que a partir de las ciclovías, Bogotá ya no es la misma.