- Botero esculturas (1998)
- Salmona (1998)
- El sabor de Colombia (1994)
- Wayuú. Cultura del desierto colombiano (1998)
- Semana Santa en Popayán (1999)
- Cartagena de siempre (1992)
- Palacio de las Garzas (1999)
- Juan Montoya (1998)
- Aves de Colombia. Grabados iluminados del Siglo XVIII (1993)
- Alta Colombia. El esplendor de la montaña (1996)
- Artefactos. Objetos artesanales de Colombia (1992)
- Carros. El automovil en Colombia (1995)
- Espacios Comerciales. Colombia (1994)
- Cerros de Bogotá (2000)
- El Terremoto de San Salvador. Narración de un superviviente (2001)
- Manolo Valdés. La intemporalidad del arte (1999)
- Casa de Hacienda. Arquitectura en el campo colombiano (1997)
- Fiestas. Celebraciones y Ritos de Colombia (1995)
- Costa Rica. Pura Vida (2001)
- Luis Restrepo. Arquitectura (2001)
- Ana Mercedes Hoyos. Palenque (2001)
- La Moneda en Colombia (2001)
- Jardines de Colombia (1996)
- Una jornada en Macondo (1995)
- Retratos (1993)
- Atavíos. Raíces de la moda colombiana (1996)
- La ruta de Humboldt. Colombia - Venezuela (1994)
- Trópico. Visiones de la naturaleza colombiana (1997)
- Herederos de los Incas (1996)
- Casa Moderna. Medio siglo de arquitectura doméstica colombiana (1996)
- Bogotá desde el aire (1994)
- La vida en Colombia (1994)
- Casa Republicana. La bella época en Colombia (1995)
- Selva húmeda de Colombia (1990)
- Richter (1997)
- Por nuestros niños. Programas para su Proteccion y Desarrollo en Colombia (1990)
- Mariposas de Colombia (1991)
- Colombia tierra de flores (1990)
- Los países andinos desde el satélite (1995)
- Deliciosas frutas tropicales (1990)
- Arrecifes del Caribe (1988)
- Casa campesina. Arquitectura vernácula de Colombia (1993)
- Páramos (1988)
- Manglares (1989)
- Señor Ladrillo (1988)
- La última muerte de Wozzeck (2000)
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- Casa Guatemalteca (1999)
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- Ana Mercedes Hoyos. Retrospectiva (2002)
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- El año que viene vuelvo (1989)
- Museos de Bogotá (1989)
- El arte de la cocina japonesa (1996)
- Botero Dibujos (1999)
- Colombia Campesina (1989)
- Conflicto amazónico. 1932-1934 (1994)
- Débora Arango. Museo de Arte Moderno de Medellín (1986)
- La Sabana de Bogotá (1988)
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- Jacanamijoy (2003)
- Álvaro Barrera. Arquitectura y Restauración (2003)
- Campos de Golf en Colombia (2003)
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- Guadua. Arquitectura y Diseño (2003)
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- Mauricio Gómez. Con la mano izquierda (2003)
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- Manos en el arte colombiano (2003)
- Historia de la Fotografía en Colombia. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1983)
- Arenas Betancourt. Un realista más allá del tiempo (1986)
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- Ramírez Villamizar. Museo de Arte Moderno de Bogotá (1984)
- La transformación de Bogotá (1982)
- Las fronteras azules de Colombia (1985)
- Botero en el Museo Nacional de Colombia. Nueva donación 2004 (2004)
- Gonzalo Ariza. Pinturas (1978)
- Grau. El pequeño viaje del Barón Von Humboldt (1977)
- Bogotá Viva (2004)
- Albergues del Libertador en Colombia. Banco de la República (1980)
- El Rey triste (1980)
- Gregorio Vásquez (1985)
- Ciclovías. Bogotá para el ciudadano (1983)
- Negret escultor. Homenaje (2004)
- Mefisto. Alberto Iriarte (2004)
- Suramericana. 60 Años de compromiso con la cultura (2004)
- Rostros de Colombia (1985)
- Flora de Los Andes. Cien especies del Altiplano Cundi-Boyacense (1984)
- Casa de Nariño (1985)
- Periodismo gráfico. Círculo de Periodistas de Bogotá (1984)
- Cien años de arte colombiano. 1886 - 1986 (1985)
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- Historia de Bogotá. Tomo II - Siglo XIX (2007)
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- Duque, su presidencia (2022)
Historia mundial
Andrés Mauricio López.
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Texto de: Liliana Villegas
Se puede rastrear el orígen del café hasta tiempos muy remotos. Incluso, hay especialistas en numerosas disciplinas que han encontrado, o creído encontrar, rastros de café en libros antiguos, como la Biblia, y en clásicos de la literatura universal. Hemos recopilado de varias fuentes historias, leyendas, creencias y algunos datos curiosos de la historia del café, que son de grata lectura e ilustran en su conjunto la larga relación que ha tenido el hombre con tan estimulante bebida.
En el libro I de Samuel (XXV,18) se lee que la hermosa Abigail regaló a David “cinco medidas de granos tostados” con motivo de su reconciliación, y afirma un especialista en textos bíblicos, George Paschius, que estos eran granos de café.
Pierre Etienne Louis Dumant, pastor y escritor suizo, sostiene que en el Génesis (XXV,30), el condumio por el que Esaú cedió su progenitura no fue un plato de lentejas sino granos de café.
Pietro della Valle (1586-1652) creyó encontrar rastros de café en la Ilíada, de Homero, pues la bebida que Helena de Troya llevaba consigo para aplacar sus tormentos era, a su entender, café mezclado con vino.
El café arábico es originario de las montañas de Abisinia (Etiopía) en el continente africano, el café robusta es del África meridional. Hacia el año 800 (a. C.), las tribus nómadas etíopes mezclaban los granos silvestres con grasa animal y hacían unas bolitas que comían durante largas jornadas. También preparaban una especie de vino al fermentar y luego triturar las cerezas de café.
La leyenda cuenta que el pastor árabe Kaldí, en el siglo vi, buscando pastos verdes para sus cabras en las montañas de Yemen, encontró extraños arbustos con granos rojos de sabor dulce. Se dio cuenta de que a las cabras les gustaba comer dichos granos, pero que alteraban su comportamiento. Cuando Kaldí comió los granos y comprobó personalmente el cambio, confió su descubrimiento a un fraile quien lo compartió con otros frailes del monasterio. Pronto, las oraciones nocturnas se volvieron más agradables y las alabanzas al café comenzaron a circular.
Hacia el año 900, en Etiopía, comenzó a prepararse una especie de vino aromático obtenido de la fermentación de las cerezas de café. Lo llamaron Kwah que quiere decir “bebida para el espíritu”. Por esa época aparece la primera referencia escrita del café hecha por el médico Rhaze que llama la bebida “bunca” o “buncho”.
Por el año 1000, los Súfis preparaban el café con agua hervida y granos verdes, y lo bebían durante sus celebraciones religiosas.
Hacia 1200 se comienza a preparar el café con granos tostados. La bebida se vuelve muy popular en Arabia donde inventan la cafetera jawash de forma cónica.
Otra de las leyendas cuenta que en 1258, Schadeli, fundador de la aldea Moka, se le apareció como espectro a Omar, quien padecía de hambre en el desierto de Ousab, a donde había sido desterrado por un crimen. Schadeli le indicó que preparara una infusión con las hojas y frutos de un arbusto silvestre de café, que le darían la fuerza y salud necesarias. Fueron tan evidentes los resultados que la infusión se hizo famosa porque se creyó que curaba todos los males.
Durante el siglo xiii, alguien inventó el sistema de preparación “café a la sultana”, consistente en tostar la cereza despulpada y hervirla en agua por media hora.
Los poderes reconstituyentes del café se impusieron en el islam, y luego se difundieron por el Medio Oriente. Al final del siglo xv, se volvieron más importantes los cafés que las mezquitas como sitio de reunión. La bebida fue considerada como una potente medicina y una pócima ritual que mantenía despiertos a los fieles durante las prolongadas oraciones. Los árabes, para mantener el control de su comercio, sólo vendían los granos hervidos o tostados.
A los huéspedes egipcios les servían una taza de café a la que adicionaban unas gotas de ámbar gris para impartir su perfume y darle poderes afrodisíacos.
En 1470 se crean casas de café, en la Meca. Son criticadas, aduciendo que eran lugares inmorales que alejaban a la gente de la religión.
En 1480, en Aden y en algunos pueblos sirios se vende café en los mercados, servido en pequeñas tazas.
En 1500 el café es introducido en Persia.
En 1554 se abre el primer café en Constantinopla, dando inicio a la apertura de otros cafés en el cercano Oriente.
En 1554, avisados mercaderes llevan el café a Constantinopla, Turquía. A los turcos les encanta la nueva bebida y el consumo público se vuelve una costumbre muy apreciada.
En el siglo xvi, los comerciantes venecianos fueron los primeros en importar café de Constantinopla a Europa. Fue en Italia donde primero se conocieron los cafés públicos, que luego se inauguraron en toda Europa, y desde entonces se convirtieron en centros de reunión de literatos y de revolucionarios.
En el siglo xvi, se publican en Europa los primeros escritos sobre el café, que tuvieron como origen los relatos de viajeros que venían de Oriente.
Cuando se comienza a vender café en Roma, los sacerdotes católicos, escandalizados, le ruegan al Papa Clemente VII que saque un edicto denunciando que el café es una bebida diabólica. El papa prueba el café y decide que no puede ser una bebida exclusiva para los no creyentes y la declara una bebida cristiana.
La ciudad de Oxford se precia de ser el primer lugar en Inglaterra donde se bebió café en el año 1635.
En Inglaterra los cafés se conocieron como “las universidades del penique”, pues en ellos podían discutirse todos los temas y encontrarse con gente ilustrada y famosa por el precio de una taza de café.
En 1644, La Royne, viajero francés, lleva el café a su país natal y lo introduce por el puerto de Marsella. Se cree que hacia 1670 se inaugura el primer café parisino, situado en Saint German, que al poco tiempo cerró sus puertas, debido, probablemente, al desconocimiento que tenían los vecinos de esta bebida. A los pocos años abrió otro café en Saint Sulpice.
Hoy en día, sólo en París, hay más de 12 000 cafés de diferentes características.
En 1650, el café fue introducido en Viena, a la fuerza, como una de las imprevistas consecuencias de la invasión de Austria por los turcos.
Con el tiempo, los cafés de Viena se hicieron famosos por su lujo y elegancia. Fue allí mismo donde se inició la costumbre de servirlo mezclado con miel, crema o leche, acompañado de panes típicos que cada vez se refinaron más, abriendo paso a la creación de una repostería muy delicada y original.
En 1657, se impuso en Francia el hábito de beber café, entendido como una moda elegante, y se empezó a beber en las casas de familia. Los cafés se convirtieron en un foco revolucionario y en centro de reunión de artistas e intelectuales. Por el mismo año, se inventaron los primeros aparatos sofisticados para preparar la bebida.
En 1663, a alguien se le ocurrió en Holanda, la ingeniosa idea de añadir leche al café, que pronto se divulgó con éxito en otros lugares del planeta.
En 1670, los holandeses llevaron café a Nueva York. En los Estados Unidos, lo sirvieron, primero, al estilo inglés. Los primeros cafés norteamericanos se convirtieron en lugares de encuentro para planear actividades revolucionarias contra el rey Jorge de Inglaterra.
En 1670 ya había más de 3 000 cafés en Londres.
En 1672, François Procope abre una tienda de café en París y en 1689 la traslada cerca al teatro de la Comedia francesa, y la bautiza con su propio apellido. En el Procope se reunían personajes como Voltaire, Rousseau y Napoleón Bonaparte. Hoy en día sigue siendo un prestigioso café, reconocido en todo París. Por la misma época se pone de moda tomar café después del almuerzo.
En 1672, las mujeres en Inglaterra tenían prohibido entrar a los cafés, y los hombres sentían que allí podían mantenerse alejados de ellas. Las mujeres protestaron, arguyendo que los cafés alejaban a los hombres de sus casas y de sus responsabilidades, y, peor aún, que el café volvía impotentes a los hombres.
En 1683 se inaugura La botella azul, primer café en Viena. Su propietario, el polaco inmigrante Franz Georg Kolschitsky, le añadía leche y miel al café colado.
En 1683, los franceses añaden a su idioma la palabra cafetiére (cafetera).
En 1687, en Francia, inventan un molino de café que hace más fácil su consumo.
En 1687, Edward Lloyd abre un café en el Royal Exchange Building en Londres, lo que dio comienzo a esta famosa agencia de seguros, y los cafés se empiezan a popularizar como lugares de encuentro para hacer negocios. En el mismo año, el holandés Nicolás Witzen eludió a los árabes para contrabandear, desde Moka, una planta de café y algunas semillas a la ciudad de Batavia, ahora conocida como Yakarta, capital de Indonesia. Witzen tuvo éxito en su cultivo y las plantas de café crecieron bien. El gobernador de Yakarta envió una planta de café para que creciera en Ámsterdam, sin obtener ningún resultado. Así se descubrió que la planta de café sólo crece en zonas tropicales.
Por la misma época se diseñan las primeras tazas con asas o manijas, para poderlas coger calientes.
A finales de 1700, Federico el Grande de Prusia prohibió el consumo de café a los ciudadanos ordinarios, para obligarlos a beber cerveza, según la costumbre de su tierra natal. Contrató soldados retirados como “olfateadores” de café para arrestar a cualquiera que estuviera tostando granos o preparándolo secretamente. Federico también alentó a los médicos para que advirtieran que beber café causaba esterilidad. Esto originó una curiosa y famosa protesta musical: la Cantata del café compuesta por J. S. Bach, buen amante del café que bien podía demostrar que no producía esterilidad pues tuvo 20 hijos.
En 1711, los franceses comienzan a colar el café con talegas de tela. El rey Luis XIV ordena diseminar granos de café por las tierras tropicales de su imperio. La historia señala a Soliman Aga, embajador de Persia en París, como la persona que introdujo el café en la monarquía y la alta sociedad francesa.
En 1714, el señor Jussieu fue el primero en establecer la descripción y clasificación del café. El nombre científico que le impuso fue: jasminus Arabicum Laurifolio, cujus semen nos caffe diditur, lo que significa: jazmín con hojas como el laurel cuyas semillas conocemos como café.
En 1720, el famoso Café Florian de Venecia abrió sus puertas, y hoy en día continúa atendiendo a visitantes y personalidades del mundo de la política y de la aristocracia mundial.
En 1721, el café entró con dificultad en Alemania, y se convirtió por algún tiempo en privilegio de la aristocracia. El monopolio estatal de la tostación fomentó el consumo clandestino de las clases populares.
En 1723, el doctor Chirac, un miembro del ejército francés, entregó a Gabriel de Clieux algunas plantas de café. Este las lleva a Martinica, iniciándose de esta forma las plantaciones en el Caribe.
En 1723, un refugiado francés de apellido Morgues llevó un cafeto desde Java hasta el Brasil. Ese cafeto fue el progenitor, según parece, de los muchos que luego se extendieron al Paraná (Brasil) y al Orinoco (Colombia y Venezuela). Los españoles también intervinieron para llevar el cultivo a sus colonias.
Otra leyenda dice que Francisco de Melo Palheti, un oficial portugués de Brasil, se ganó el corazón de la esposa del gobernador de Guyana y le dio un arbusto de café como muestra de sus afectos. Este se dice es el comienzo de los cultivos de café en el Brasil, hoy en día el mayor productor del grano.
En 1730 se siembra la primera planta de café en Jamaica, en una región llamada Blue Mountain que hoy en día produce uno de los cafés más finos y caros del mundo.
En 1735, el padre jesuita Francisco Romero introduce la primera planta de café en Colombia.
En 1770, el café se convierte en uno de los comodities más importantes de todo el mundo.Por la misma época, el consumo de café declinó en Inglaterra debido al nuevo hábito de consumir té que introdujo en el país la Compañía Comercial de la India.
En 1773, los colonos ingleses boicotearon el mercado de té en protesta por los altos impuestos que había puesto la corona a esta bebida, lo que tiene como imprevisible consecuencia que el café se convierta en símbolo de bebida patriótica y de lucha por la libertad.
En 1800, se inaugura en Alemania el café Kaffeeklatsch (café chismoso) para mujeres aristocráticas. Es una época en que aparecen nuevos inventos, como las cafeteras; el arzobispo de París, Jean Baptiste de Belloy, introduce el drip pot, y poco después se introducen en el mercado el filtro y las cafeteras napolitanas.
En 1808, Humboldt describe la planta de café.
En 1820 se descubre la fórmula de la cafeína (C8H10N402?) tanto en Alemania como en Francia.
En 1840, Robert Napier, un marino escocés, inventa el vaccum coffee maker.
En 1860 nace la cadena Maxwell House en Nashville, Tennessee. Su mezcla de cafés se hace famosa.
En 1878, James Sanborn y Caleb Chase comienzan a vender café enlatado.
En 1882 se crea en Nueva York la bolsa del café que busca universalizar un precio único de compra y venta.
A mediados del siglo xix, el Brasil se convierte en el mayor productor del grano del mundo, esto sigue ocurriendo hoy en día. A finales del siglo xix, el café se convierte en uno de los renglones agrícolas más importantes de las nuevas repúblicas independientes de América Latina.
En 1890, se desarrolla en América el extracto de café.
En 1898, nace en Londres la greca, una cafetera que puede preparar grandes cantidades de café.
En 1901, el químico norteamericano de origen japonés Satori Kato, inventa en los Estados Unidos el café soluble.
En 1903, se inventa en los Estados Unidos el café descafeinado. Lo bautizan Sanka, lo que quiere decir, sin cafeína.
En 1905, Ludwing Roselius, alemán, desarrolla el método para remover la cafeína. En el mismo año se produce el primer café instantáneo.
En 1908, Melita Benz, en Alemania, inventa una toalla de lino para colar el café, que luego reemplaza por un papel secante. De allí nace la invención de los famosos filtros y de las cafeteras marca Melita.
Por la misma época, Hill Brothers Coffee Corporation, empresa norteamericana, utiliza por primera vez el método de empaque al vacío para el café tostado y molido.
En 1920, es patentada la cafetera Melior.
En 1927, Francesco Illy funda Illy café, en la casa de su familia, en Trieste, Italia. Dos años más tarde, Francesco inventa la illeta, una máquina revolucionaria para hacer café, que utiliza por primera vez el vapor con aire comprimido.
En 1938, Nestlé lanza en Europa el Nescafé, su famoso café instantáneo.
En 1940, antes de la segunda guerra mundial, se observó que los trabajadores rendían más si a la mitad de la jornada se les daba una taza de café. De esta observación nació el coffee break o pausa para un café, costumbre que se institucionalizó en el mundo entero. Lloyd Rudd y K. C. Melicain inventan las cafeteras automáticas.
En 1950, se vuelven populares las máquinas de hacer espresso.
En 1959, nace la figura publicitaria de Juan Valdez, y se convierte en la mejor imagen de Colombia ante el mundo.
En 1962, los productores y consumidores de café firman el primer convenio (ICA) diseñado para la cooperación mutua, mantener los precios y estimular el consumo. A cada país productor se le fija una cuota básica de exportación.
En 1980, las máquinas de hacer espresso y los cafés exóticos reemplazan el consumo de café estándar en los restaurantes. Se comienzan a vender máquinas con molinos incorporados para asegurar la frescura y la calidad de la bebida.
En 1982, el logo tradicional de Juan Valdez fue introducido en avisos publicitarios en el mundo entero.
En 1990, debido a la preocupación por el cuidado del medio ambiente se crean los filtros reutilizables “de oro” de las cafeteras eléctricas.
En 2004, la firma italiana Lavazza y el famoso chef Adrián Ferré crean el “café espeso”, café que se puede comer.
En 2005, se hace una amplia encuesta en los Estados Unidos que arroja como resultado que Juan Valdez es el icono más reconocido de la publicidad en dicho país.
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Historia mundial
Andrés Mauricio López.
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Texto de: Liliana Villegas
Se puede rastrear el orígen del café hasta tiempos muy remotos. Incluso, hay especialistas en numerosas disciplinas que han encontrado, o creído encontrar, rastros de café en libros antiguos, como la Biblia, y en clásicos de la literatura universal. Hemos recopilado de varias fuentes historias, leyendas, creencias y algunos datos curiosos de la historia del café, que son de grata lectura e ilustran en su conjunto la larga relación que ha tenido el hombre con tan estimulante bebida.
En el libro I de Samuel (XXV,18) se lee que la hermosa Abigail regaló a David “cinco medidas de granos tostados” con motivo de su reconciliación, y afirma un especialista en textos bíblicos, George Paschius, que estos eran granos de café.
Pierre Etienne Louis Dumant, pastor y escritor suizo, sostiene que en el Génesis (XXV,30), el condumio por el que Esaú cedió su progenitura no fue un plato de lentejas sino granos de café.
Pietro della Valle (1586-1652) creyó encontrar rastros de café en la Ilíada, de Homero, pues la bebida que Helena de Troya llevaba consigo para aplacar sus tormentos era, a su entender, café mezclado con vino.
El café arábico es originario de las montañas de Abisinia (Etiopía) en el continente africano, el café robusta es del África meridional. Hacia el año 800 (a. C.), las tribus nómadas etíopes mezclaban los granos silvestres con grasa animal y hacían unas bolitas que comían durante largas jornadas. También preparaban una especie de vino al fermentar y luego triturar las cerezas de café.
La leyenda cuenta que el pastor árabe Kaldí, en el siglo vi, buscando pastos verdes para sus cabras en las montañas de Yemen, encontró extraños arbustos con granos rojos de sabor dulce. Se dio cuenta de que a las cabras les gustaba comer dichos granos, pero que alteraban su comportamiento. Cuando Kaldí comió los granos y comprobó personalmente el cambio, confió su descubrimiento a un fraile quien lo compartió con otros frailes del monasterio. Pronto, las oraciones nocturnas se volvieron más agradables y las alabanzas al café comenzaron a circular.
Hacia el año 900, en Etiopía, comenzó a prepararse una especie de vino aromático obtenido de la fermentación de las cerezas de café. Lo llamaron Kwah que quiere decir “bebida para el espíritu”. Por esa época aparece la primera referencia escrita del café hecha por el médico Rhaze que llama la bebida “bunca” o “buncho”.
Por el año 1000, los Súfis preparaban el café con agua hervida y granos verdes, y lo bebían durante sus celebraciones religiosas.
Hacia 1200 se comienza a preparar el café con granos tostados. La bebida se vuelve muy popular en Arabia donde inventan la cafetera jawash de forma cónica.
Otra de las leyendas cuenta que en 1258, Schadeli, fundador de la aldea Moka, se le apareció como espectro a Omar, quien padecía de hambre en el desierto de Ousab, a donde había sido desterrado por un crimen. Schadeli le indicó que preparara una infusión con las hojas y frutos de un arbusto silvestre de café, que le darían la fuerza y salud necesarias. Fueron tan evidentes los resultados que la infusión se hizo famosa porque se creyó que curaba todos los males.
Durante el siglo xiii, alguien inventó el sistema de preparación “café a la sultana”, consistente en tostar la cereza despulpada y hervirla en agua por media hora.
Los poderes reconstituyentes del café se impusieron en el islam, y luego se difundieron por el Medio Oriente. Al final del siglo xv, se volvieron más importantes los cafés que las mezquitas como sitio de reunión. La bebida fue considerada como una potente medicina y una pócima ritual que mantenía despiertos a los fieles durante las prolongadas oraciones. Los árabes, para mantener el control de su comercio, sólo vendían los granos hervidos o tostados.
A los huéspedes egipcios les servían una taza de café a la que adicionaban unas gotas de ámbar gris para impartir su perfume y darle poderes afrodisíacos.
En 1470 se crean casas de café, en la Meca. Son criticadas, aduciendo que eran lugares inmorales que alejaban a la gente de la religión.
En 1480, en Aden y en algunos pueblos sirios se vende café en los mercados, servido en pequeñas tazas.
En 1500 el café es introducido en Persia.
En 1554 se abre el primer café en Constantinopla, dando inicio a la apertura de otros cafés en el cercano Oriente.
En 1554, avisados mercaderes llevan el café a Constantinopla, Turquía. A los turcos les encanta la nueva bebida y el consumo público se vuelve una costumbre muy apreciada.
En el siglo xvi, los comerciantes venecianos fueron los primeros en importar café de Constantinopla a Europa. Fue en Italia donde primero se conocieron los cafés públicos, que luego se inauguraron en toda Europa, y desde entonces se convirtieron en centros de reunión de literatos y de revolucionarios.
En el siglo xvi, se publican en Europa los primeros escritos sobre el café, que tuvieron como origen los relatos de viajeros que venían de Oriente.
Cuando se comienza a vender café en Roma, los sacerdotes católicos, escandalizados, le ruegan al Papa Clemente VII que saque un edicto denunciando que el café es una bebida diabólica. El papa prueba el café y decide que no puede ser una bebida exclusiva para los no creyentes y la declara una bebida cristiana.
La ciudad de Oxford se precia de ser el primer lugar en Inglaterra donde se bebió café en el año 1635.
En Inglaterra los cafés se conocieron como “las universidades del penique”, pues en ellos podían discutirse todos los temas y encontrarse con gente ilustrada y famosa por el precio de una taza de café.
En 1644, La Royne, viajero francés, lleva el café a su país natal y lo introduce por el puerto de Marsella. Se cree que hacia 1670 se inaugura el primer café parisino, situado en Saint German, que al poco tiempo cerró sus puertas, debido, probablemente, al desconocimiento que tenían los vecinos de esta bebida. A los pocos años abrió otro café en Saint Sulpice.
Hoy en día, sólo en París, hay más de 12 000 cafés de diferentes características.
En 1650, el café fue introducido en Viena, a la fuerza, como una de las imprevistas consecuencias de la invasión de Austria por los turcos.
Con el tiempo, los cafés de Viena se hicieron famosos por su lujo y elegancia. Fue allí mismo donde se inició la costumbre de servirlo mezclado con miel, crema o leche, acompañado de panes típicos que cada vez se refinaron más, abriendo paso a la creación de una repostería muy delicada y original.
En 1657, se impuso en Francia el hábito de beber café, entendido como una moda elegante, y se empezó a beber en las casas de familia. Los cafés se convirtieron en un foco revolucionario y en centro de reunión de artistas e intelectuales. Por el mismo año, se inventaron los primeros aparatos sofisticados para preparar la bebida.
En 1663, a alguien se le ocurrió en Holanda, la ingeniosa idea de añadir leche al café, que pronto se divulgó con éxito en otros lugares del planeta.
En 1670, los holandeses llevaron café a Nueva York. En los Estados Unidos, lo sirvieron, primero, al estilo inglés. Los primeros cafés norteamericanos se convirtieron en lugares de encuentro para planear actividades revolucionarias contra el rey Jorge de Inglaterra.
En 1670 ya había más de 3 000 cafés en Londres.
En 1672, François Procope abre una tienda de café en París y en 1689 la traslada cerca al teatro de la Comedia francesa, y la bautiza con su propio apellido. En el Procope se reunían personajes como Voltaire, Rousseau y Napoleón Bonaparte. Hoy en día sigue siendo un prestigioso café, reconocido en todo París. Por la misma época se pone de moda tomar café después del almuerzo.
En 1672, las mujeres en Inglaterra tenían prohibido entrar a los cafés, y los hombres sentían que allí podían mantenerse alejados de ellas. Las mujeres protestaron, arguyendo que los cafés alejaban a los hombres de sus casas y de sus responsabilidades, y, peor aún, que el café volvía impotentes a los hombres.
En 1683 se inaugura La botella azul, primer café en Viena. Su propietario, el polaco inmigrante Franz Georg Kolschitsky, le añadía leche y miel al café colado.
En 1683, los franceses añaden a su idioma la palabra cafetiére (cafetera).
En 1687, en Francia, inventan un molino de café que hace más fácil su consumo.
En 1687, Edward Lloyd abre un café en el Royal Exchange Building en Londres, lo que dio comienzo a esta famosa agencia de seguros, y los cafés se empiezan a popularizar como lugares de encuentro para hacer negocios. En el mismo año, el holandés Nicolás Witzen eludió a los árabes para contrabandear, desde Moka, una planta de café y algunas semillas a la ciudad de Batavia, ahora conocida como Yakarta, capital de Indonesia. Witzen tuvo éxito en su cultivo y las plantas de café crecieron bien. El gobernador de Yakarta envió una planta de café para que creciera en Ámsterdam, sin obtener ningún resultado. Así se descubrió que la planta de café sólo crece en zonas tropicales.
Por la misma época se diseñan las primeras tazas con asas o manijas, para poderlas coger calientes.
A finales de 1700, Federico el Grande de Prusia prohibió el consumo de café a los ciudadanos ordinarios, para obligarlos a beber cerveza, según la costumbre de su tierra natal. Contrató soldados retirados como “olfateadores” de café para arrestar a cualquiera que estuviera tostando granos o preparándolo secretamente. Federico también alentó a los médicos para que advirtieran que beber café causaba esterilidad. Esto originó una curiosa y famosa protesta musical: la Cantata del café compuesta por J. S. Bach, buen amante del café que bien podía demostrar que no producía esterilidad pues tuvo 20 hijos.
En 1711, los franceses comienzan a colar el café con talegas de tela. El rey Luis XIV ordena diseminar granos de café por las tierras tropicales de su imperio. La historia señala a Soliman Aga, embajador de Persia en París, como la persona que introdujo el café en la monarquía y la alta sociedad francesa.
En 1714, el señor Jussieu fue el primero en establecer la descripción y clasificación del café. El nombre científico que le impuso fue: jasminus Arabicum Laurifolio, cujus semen nos caffe diditur, lo que significa: jazmín con hojas como el laurel cuyas semillas conocemos como café.
En 1720, el famoso Café Florian de Venecia abrió sus puertas, y hoy en día continúa atendiendo a visitantes y personalidades del mundo de la política y de la aristocracia mundial.
En 1721, el café entró con dificultad en Alemania, y se convirtió por algún tiempo en privilegio de la aristocracia. El monopolio estatal de la tostación fomentó el consumo clandestino de las clases populares.
En 1723, el doctor Chirac, un miembro del ejército francés, entregó a Gabriel de Clieux algunas plantas de café. Este las lleva a Martinica, iniciándose de esta forma las plantaciones en el Caribe.
En 1723, un refugiado francés de apellido Morgues llevó un cafeto desde Java hasta el Brasil. Ese cafeto fue el progenitor, según parece, de los muchos que luego se extendieron al Paraná (Brasil) y al Orinoco (Colombia y Venezuela). Los españoles también intervinieron para llevar el cultivo a sus colonias.
Otra leyenda dice que Francisco de Melo Palheti, un oficial portugués de Brasil, se ganó el corazón de la esposa del gobernador de Guyana y le dio un arbusto de café como muestra de sus afectos. Este se dice es el comienzo de los cultivos de café en el Brasil, hoy en día el mayor productor del grano.
En 1730 se siembra la primera planta de café en Jamaica, en una región llamada Blue Mountain que hoy en día produce uno de los cafés más finos y caros del mundo.
En 1735, el padre jesuita Francisco Romero introduce la primera planta de café en Colombia.
En 1770, el café se convierte en uno de los comodities más importantes de todo el mundo.Por la misma época, el consumo de café declinó en Inglaterra debido al nuevo hábito de consumir té que introdujo en el país la Compañía Comercial de la India.
En 1773, los colonos ingleses boicotearon el mercado de té en protesta por los altos impuestos que había puesto la corona a esta bebida, lo que tiene como imprevisible consecuencia que el café se convierta en símbolo de bebida patriótica y de lucha por la libertad.
En 1800, se inaugura en Alemania el café Kaffeeklatsch (café chismoso) para mujeres aristocráticas. Es una época en que aparecen nuevos inventos, como las cafeteras; el arzobispo de París, Jean Baptiste de Belloy, introduce el drip pot, y poco después se introducen en el mercado el filtro y las cafeteras napolitanas.
En 1808, Humboldt describe la planta de café.
En 1820 se descubre la fórmula de la cafeína (C8H10N402?) tanto en Alemania como en Francia.
En 1840, Robert Napier, un marino escocés, inventa el vaccum coffee maker.
En 1860 nace la cadena Maxwell House en Nashville, Tennessee. Su mezcla de cafés se hace famosa.
En 1878, James Sanborn y Caleb Chase comienzan a vender café enlatado.
En 1882 se crea en Nueva York la bolsa del café que busca universalizar un precio único de compra y venta.
A mediados del siglo xix, el Brasil se convierte en el mayor productor del grano del mundo, esto sigue ocurriendo hoy en día. A finales del siglo xix, el café se convierte en uno de los renglones agrícolas más importantes de las nuevas repúblicas independientes de América Latina.
En 1890, se desarrolla en América el extracto de café.
En 1898, nace en Londres la greca, una cafetera que puede preparar grandes cantidades de café.
En 1901, el químico norteamericano de origen japonés Satori Kato, inventa en los Estados Unidos el café soluble.
En 1903, se inventa en los Estados Unidos el café descafeinado. Lo bautizan Sanka, lo que quiere decir, sin cafeína.
En 1905, Ludwing Roselius, alemán, desarrolla el método para remover la cafeína. En el mismo año se produce el primer café instantáneo.
En 1908, Melita Benz, en Alemania, inventa una toalla de lino para colar el café, que luego reemplaza por un papel secante. De allí nace la invención de los famosos filtros y de las cafeteras marca Melita.
Por la misma época, Hill Brothers Coffee Corporation, empresa norteamericana, utiliza por primera vez el método de empaque al vacío para el café tostado y molido.
En 1920, es patentada la cafetera Melior.
En 1927, Francesco Illy funda Illy café, en la casa de su familia, en Trieste, Italia. Dos años más tarde, Francesco inventa la illeta, una máquina revolucionaria para hacer café, que utiliza por primera vez el vapor con aire comprimido.
En 1938, Nestlé lanza en Europa el Nescafé, su famoso café instantáneo.
En 1940, antes de la segunda guerra mundial, se observó que los trabajadores rendían más si a la mitad de la jornada se les daba una taza de café. De esta observación nació el coffee break o pausa para un café, costumbre que se institucionalizó en el mundo entero. Lloyd Rudd y K. C. Melicain inventan las cafeteras automáticas.
En 1950, se vuelven populares las máquinas de hacer espresso.
En 1959, nace la figura publicitaria de Juan Valdez, y se convierte en la mejor imagen de Colombia ante el mundo.
En 1962, los productores y consumidores de café firman el primer convenio (ICA) diseñado para la cooperación mutua, mantener los precios y estimular el consumo. A cada país productor se le fija una cuota básica de exportación.
En 1980, las máquinas de hacer espresso y los cafés exóticos reemplazan el consumo de café estándar en los restaurantes. Se comienzan a vender máquinas con molinos incorporados para asegurar la frescura y la calidad de la bebida.
En 1982, el logo tradicional de Juan Valdez fue introducido en avisos publicitarios en el mundo entero.
En 1990, debido a la preocupación por el cuidado del medio ambiente se crean los filtros reutilizables “de oro” de las cafeteras eléctricas.
En 2004, la firma italiana Lavazza y el famoso chef Adrián Ferré crean el “café espeso”, café que se puede comer.
En 2005, se hace una amplia encuesta en los Estados Unidos que arroja como resultado que Juan Valdez es el icono más reconocido de la publicidad en dicho país.