Memoria

Chikanobu / Japón, 1832/34 - 1912 / Vestido de dama de la era bunka / 1896 / Xilografía sobre papel / 35,5 x 23,1 cm / Registro 3460 / Ingreso a la colección: diciembre de 2001 

Texto de: Miguel Urrutia Montoya
Junta Directiva de la Fundación Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República, Ex gerente general del Banco de la República

Al abrir al público la Colección de Arte del Banco de la República en 1994, la idea fue crear un museo de proyección mundial. Esto implicó continuar con un programa de adquisición de arte colombiano, con la ambición de tener una colección representativa de los principales artistas nacionales. Sin embargo, no se quería hacer un museo parroquial.

Poco después de su apertura en 1958, la Biblioteca Luis Ángel Arango había realizado exposiciones de artistas latinoamericanos y había adquirido algunas de las obras de esas muestras. Por ejemplo, unos óleos del peruano Fernando de Szyszlo, dos obras del brasilero Arcángelo Ianelli y una pintura del nicaragüense Armando Morales. En la década de los noventa, el Comité de Arte del Banco resolvió enriquecer la colección latinoamericana para darle mas representatividad. Se adquirieron obras de los artistas más sobresalientes de la historia del arte moderno de la región. Entraron a la colección las obras de Armando Reverón, Rufino Tamayo, Pedro Figari, Joaquín Torres García y Wifredo Lam. Fue muy emocionante poder exhibir el Reverón en la sala de los Andrés de Santa María. En esa época también se consiguieron los cuadros de Pieter Brueghel el Joven y Jan Brueghel el Joven.

La donación Botero le aportó a las colecciones del Banco una muestra extraordinaria de pintura internacional, reseñada en el libro Donación Botero, editado por el Banco de la República . Como dice Juan Manuel Bonet en “Paseo por una colección” del citado libro , “(En la colección) puede hacerse una idea de la evolución de la pintura y la escultura modernas, especialmente en su zona figurativa. Colección en la que prevalece… como por lo demás no podía ser de otro modo dada la posición del propietario en el mundo de la creación contemporánea, la figuración sobre la abstracción, y en la que si bien están Tàpies, Poliakoff o algunos de los expresionistas abstractos norteamericanos, no están, en cambio, ni Klee, ni Kandinsky, ni Mondrian”. La apertura del Museo Botero estimuló al Banco a adquirir obras que complementaran la historia del arte internacional de las colecciones. Se adquirieron entonces algunos dibujos clásicos, una obra de Klee, una litografía de Kandinsky y varios trabajos de artistas latinoamericanos.

En 2002, se colgó una exposición de arte de América Latina en la que se expusieron 56 obras de la región, entre pinturas, dibujos, acuarelas, grabados, fotografías y nuevos medios. Desde esa fecha, como se verá en este libro, esa parte de la colección ha crecido.

Con el fin de institucionalizar este propósito, se creó la Fundación Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República, la cual, en asocio con el Banco, ha logrado adquirir obras internacionales que acentúan la representatividad de la colección de arte. Entre ellas se encuentran un Amelia Peláez, un Xul Solar, dos Morandi, una donación de seis paisajes del siglo xviii, varias xilografías japonesas, dos paisajes de Jan Van Kessel, que espero se expongan en la sala de los Brueghel, y un Le Parc que estuvo en la exposición de este artista Luz en Movimiento que se realizó en la sede de las colecciones en 2007.

Este libro es el resultado de una iniciativa de la Fundación, y no habría sido posible sin la persistencia de Beatriz Salazar, el talento de Beatriz González, y el apoyo de Ivonne Nicholls, José Alejandro Cortés y Nancy de Cortés.