Biografía

Pintor peruano-colombiano nacido en 1926 en Ancash, Pomabamba (Perú). En 1935 realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nacional Guadalupe en Lima. En 1950 recibe de la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú, el título de profesor de dibujo y pintura. En diciembre de 1951, llega a Bogotá (Colombia) y en 1952 ingresa como becado a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, para realizar un postgrado en pintura ?mural, con el pintor muralista Ignacio Gómez Jaramillo. Desde ese entonces se radica definitivamente en Colombia. En 1953 egresa de la Universidad Nacional de Colombia, con grado de maestro en pintura mural. Durante los años de estudios en la Escuela de Bellas Artes, colabora con la Galería de Arte El Callejón de Bogotá, en donde se vincularía con los más sobresalientes miembros de la sociedad, lo más selecto de los intelectuales, políticos y artistas jóvenes de aquel entonces en la capital.

En esa misma galería presentó en 1955 su primera muestra individual profesional, que fue inaugurada por el hoy Nóbel Gabriel García Márquez, quien premonitoriamente dijera en su discurso: “Tengo la satisfactoria impresión, de estar asistiendo al principio de una obra pictórica asombrosa”. Desde ese entonces su actividad artística ha sido permanente, así como su actividad docente y su reconocimiento como trabajador e investigador incansable, en distintos campos expresivos.

Armando Villegas es considerado como uno de los precursores de la abstracción en América Latina, junto con artistas como Fernando de Szyszlo, en Perú, y Marco Ospina, Eduardo Ramírez Villamizar y Edgar Negret, en Colombia. Su gran aporte a esta corriente se debe al hecho de haber sido uno de los primeros en explorar la profundidad de los diseños precolombinos peruanos, sustentados en la cultura quechua, que el artista adopta y plasma como una constante de identidad en sus obras.

Durante las décadas de los cincuenta y sesenta, con la tendencia abstracta alternó en certámenes internacionales, representando a Colombia al lado de artistas como Alejandro Obregón, Fernando Botero, Guillermo Wiedemann, Enrique Grau y Eduardo Ramírez Villamizar. Esta elite representa, históricamente, el nacimiento del arte moderno en Colombia. En 1957 es contratado por la Gobernación de Antioquia en Medellín (Colombia), para dictar un taller de arte, sugerido por el entonces secretario de Educación, Leonel Estrada. Permaneció cerca de un año en Antioquia. Con su actividad motivó a la generación de jóvenes artistas de esa región, y con su versatilidad creadora contagió e influyó a los jóvenes hacia el campo de la investigación en el arte, mediante el uso de distintos medios materiales no tradicionales. Es así como su aporte fue definitivo para la formación del movimiento vanguardista de artistas antioqueños.

En 1958 viaja a exponer en Washington, invitado por José Gómez Sicre, entonces director de la sala de exposiciones de la Unión Panamericana, siendo éste su primer contacto con los Estados Unidos. Allí tuvo la oportunidad de relacionarse con artistas de su generación como José Luis Cuevas, Rodolfo Abularach y otros artistas latinoamericanos del momento. Es reconocido en Colombia también como el único exponente del “realismo fantástico” en las artes plásticas, género que cultivó por más de dos décadas, después de haber dejado la abstracción al principio de la década de los setenta.

En 1973 viaja a República Dominicana como promotor artesanal encargado por la OEA, ya que en Colombia había sido pionero en la artesanía artística. Se vincula a los medios culturales dominicanos y es, justo allí, inspirado por el contacto directo de su espíritu andino con la atmósfera del Caribe, donde empieza a gestar aquellos personajes de su iconografía fantástica, que han prevalecido hasta hoy grabados como una impronta en el inconsciente colectivo nacional e internacional.

En 1977 viaja a México en donde tiene la oportunidad de conocer y alternar con el maestro Rufino Tamayo. Asimismo, mantuvo una estrecha amistad y un permanente diálogo con el maestro ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, entre otros. Simultáneamente con esta tendencia figurativa no dejó de explorar otros campos como el collage, las construcciones en distintos materiales y reciclajes, los ensamblajes, las esculturas blandas y en bronce, que gravitaron en su totalidad en los distintos compromisos nacionales e internacionales. Se destacan especialmente las exposiciones en la Feria Internacional de Basilea (Suiza) en 1984, Seúl (Corea del Sur) invitado por la Universidad de Dankook, Tokio y Nueva York, entre otras.

Durante dos años, a partir de 1984, ocupó el cargo de director de La Escuela Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. En 1986 viaja a Santa Marta (Colombia). Allí, conmovido por la solemnidad del paisaje de San Pedro Alejandrino visualiza la posibilidad de rendirle un homenaje al Libertador Simón Bolívar, justo en el lugar en donde dejara de existir. Se convierte así en gestor, fundador y primer director de un museo con la participación de lo más representativo y selecto de la plástica de los países bolivarianos: el Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta, Colombia.

A partir del año 2002, decide abrir un espacio simultáneo a su obra figurativa y retoma la abstracción que practicara en los inicios de su carrera. Esta vez su obra tiene un espíritu juvenil y maduro a la vez, desde el punto de vista creativo, sustentada como siempre en sus raíces precolombinas, ahora con mayor fuerza y seguridad. Utiliza recursos materiales y técnicos acordes con el tiempo histórico que vive, basado en más de medio siglo de estudio, experiencia y búsqueda ininterrumpida.

Una de las grandes virtudes de Villegas es ser prolífico, versátil y controversial. Su verdad es que, para testimoniar su identidad en el mundo, el artista debe estar siempre con los pies en el terruño, inmerso en las raíces que lo sustentan, y alerta a todas las nuevas posibilidades. Su estudio en Bogotá, como él mismo lo define, es un laboratorio de inquietudes que hacen volar la imaginación.

Sus aportes a la cultura latinoamericana le han valido notables distinciones. Sus obras se encuentran en numerosascolecciones particulares, así como en museos nacionales e internacionales, entre ellos los de Israel, Suecia, Argentina, Brasil, Caracas, México, Nueva York, Washington, la Unión Panamericana, el Instituto de Arte de Chicago y el Instituto de Arte Contemporáneo de Lima, Perú.